Danilo Petrucci deja MotoGP después de 10 años de Gran Premio. Su carácter demasiado bueno no lo ayudó a abrirse camino hacia el paddock.
Después de diez años en MotoGP, Danilo Petrucci abandonó el paddock, con algunas lágrimas y una maleta de humildad. Un personaje demasiado bueno y sencillo en un mundo que a menudo requiere frialdad y perspicacia para los negocios. Su última carrera en Valencia se vio ensombrecida por la despedida del Mundial de Valentino Rossi, en la que participaron todos los equipos y cámaras de televisión. Pero el abrazo después de la línea de meta entre Petrux y el Doctor fue agradable, con la promesa de volver a vernos poco después.
Difícil la temporada pasada
Para el Terni no es una despedida, porque en poco más de un mes participará en el Dakar. En la última temporada en MotoGP no se divirtió pilotando la KTM RC16, una moto demasiado pequeña para su estatura. Tras su divorcio de Ducati en 2020, no le quedó otra opción que probar suerte con la marca austriaca. El ex colega de boxeo y amigo Andrea Dovizioso se quedó sin una moto hasta que encontró la articulación del mercado adecuada. “En el último período ya no me divertía en la moto – admitió Danilo Petrucci en ‘La Gazzetta dello Sport’ -. Empecé a pensar que no tenía sentido seguir haciendo algo que no me hacía sentir bien. Para hacerlo bien en MotoGP, hoy se necesita una moto muy competitiva y menos kilos y centímetros”.
Danilo el “buen gigante”
Esperaba un trato diferente en Tech3, podría haber aportado su experiencia a la evolución de la moto. En cambio, “todos los desarrollos fueron para los pilotos de fábrica. Pero, sobre todo, no se aprovechó la experiencia que pude aportar, siendo el único de los cuatro pilotos que ha montado una moto diferente”. Su jovencísimo compañero de equipo, Iker Lecuona también se ha ido. Darryn Binder llega a MotoGP… “ Espero que llegue más lento que a Portugal en la curva 3. En medio de un lío, él está allí. El principal problema, sin embargo, será sobre todo para él, cuando chocas con una MotoGP te acuerdas ”.
La historia de Danilo Petrucci enseña que a menudo se engaña a ser demasiado bueno. “ He trabajado con muchas personas y con todas me he mantenido en muy buenas relaciones … nunca he levantado la voz para defenderme y esto a veces me ha llevado a ponerme los pies en la cabeza … demasiadas veces he ha sido demasiado bueno. Está bien con los amigos, pero con quién trabajas no es una virtud ”.
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