Arón Canet lleva la competición en las venas y no es amigo de nadie, ¿si solo quiere ganarles para que tiene que ser su amigo?
El valenciano Arón Canet ha tenido unos años complicados en el Mundial, pero parece que ahora está empezando a encajar las piezas… Cuando todo va a tu favor, las cosas salen rodadas. En una entrevista en exclusiva para Mowmag, el #44 habla sobre su pasado en Moto3 así como también se siente respecto al resto rivales confesando que su manera de ser no entra dentro de los estándares.
Llegar donde está no ha sido fácil, uno de los motivos principales por los que muchos pilotos no llegan a la élite es el económico. Canet tuvo suerte desde los diez años y tras llegar al FIM CEV, Estrella Galicia le acogió y le metió en el mundial. “No me gusta señalar con el dedo a la gente que corre con dinero, aunque mi padre era camionero. Al final, o tienes mucha suerte y a lo mejor consigues un mánager, o realmente luchas por llegar al campeonato del mundo“.
La época de Moto3 es una época muy negra para el valenciano, los problemas con la comida le llevaban a pesarse entre 15 y 20 al día, “fue difícil“. “Por un lado llegaban los resultados, por otro tenía esa hambre terrible. Eso de pesarme unas 20 veces al día lo sigo haciendo cuando quiero quitarme un kilo o kilo y medio. Lo de la bulimia… en Moto3 era difícil pesar 62 o 63 kilos y por eso tenía que hacer chorradas. A lo mejor comía sandía o bebía agua con gas para quitarme el hambre. Son cosas difíciles, pero cuando eres deportista tienes que estar obsesionado con ganar. Es algo que aprendí de Max Biaggi, entre otros“, recuerda.
Al paddock no se va a hacer amigos
Canet lleva la competición en la sangre y esto se refleja en todas sus acciones, incluso llegó a cortarse un dedo para correr antes. El #44 cree que no está dentro de los estándares medios de lo que es un piloto, “me veo un poco diferente“. “Es verdad que cuando salgo a pista pongo todo lo que tengo, e incluso cuando me lesiono intento lo imposible para volver lo antes posible. Por el equipo, porque defiendo sus colores, pero también por mí, porque quiero ganar, no ser segundo. Y eso es lo que me importa“, sigue.
Un verdadero competidor no tiene amigos, al menos eso cree el piloto de 24 años que, es de la opinión de que los pilotos de hoy en día son un poco falsos, “es una cosa que no me gusta del paddock“. “Si miras mi Instagram verás que apenas sigo a nadie ¿Por qué debería seguirte en Instagram si quiero ganarte? No quiero ser tu amigo, eso es todo. Para mí la rivalidad tiene que estar ahí y eso es también lo que me gusta. Me gusta la guerra. Aquí todos pretenden ser amigos. Y yo no, ni siquiera saludo. Quiero ganar a mis rivales, no me gusta ser amable y luego fastidiarte. Sólo quiero ganarles siempre: cuanto antes lo sepan, mejor“, comenta.
Todos recordamos la polémica pajarita que lucía Arón Canet hace unas temporadas simbolizando el rechazo que recibía por sus tatuajes. “La gente quizá piense que soy diferente a como soy, pero sinceramente tengo el talento para llegar a MotoGP y estar a muy buen nivel, como lo estuve cuando llegué a Moto3 o Moto2. Si la oportunidad no llega ahora en MotoGP nos aseguraremos de que llegue más adelante“.
“Aquí nos jugamos otra cosa“
Si con alguien se siente identificado en todos los aspectos es con Marco Simoncelli, un estilo de pilotaje poco común dentro de pista, así como también su forma de ser fuera de ella y en el que Canet se ve reflejado, “era sincero; transparente“. “No le importaba lo que dijeran los demás, iba a la pista a hacer lo suyo, como también me gusta hacer a mí“, destaca.
Quizás algunos lo desconozcan, pero el piloto del Fantic Racing es creyente y, confiesa que antes de la carrear a veces reza. “Normalmente pido, cuando estoy en la parrilla, que nadie salga herido. Si rezo a Dios es para pedirle que nadie se haga daño de verdad. Al final si te rompes una pierna es una cosa, pero aquí nos jugamos otra cosa“.
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