La madre de Luis Salom recuerda a su hijo como una persona curiosa y con mucho carisma.
María Horrach, la madre que perdió a su hijo en el GP de Cataluña del 2016, recuerda con tristeza la marcha de Luis Salom de este mundo. No solo se fue Luis, sino una importante parte de las personas que le querían, especialmente de su madre con la que estaba muy ligada.
En una charla con Relevo, María desvela lo importante que Luis era para ella: “Era mi confidente, mi amigo, mi hijo, mi gran amor… Igual que lo son mis otros hijos” y relata la profunda tristeza que sintió cuando supo que su hijo ya no estaría físicamente más con ella: “sigues adelante por inercia y por supervivencia.” María asegura que se tiene que empezar de cero y conformarse con lo que hay, ya que no hay marcha atrás y no se puede cambiar el pasado: “En esta casa quedó un vacío. Era terrible, ese silencio… Luis, es que era todo en esta casa,” asegura María
De hecho, en ese momento María tenía dos hijos más y afirma que pese a que le dolía, tenía que seguir adelante, ya que los hermanos de Luis no tenían la culpa de lo que había sucedido: “Ellos ya habían perdido a su hermano, no podían perder también a su madre.” Su dolor queda reflejado en que se sentía como una madre destruida, con ganas de pasar todo el día, metida en su cama, durmiendo y no pensar en nada más. Sin embargo, no podía permitírselo: “No lo pude hacer nunca, me tenía que levantar cada mañana y seguir para adelante.”
“Le encantaba conocer las historias de la gente”
Con respecto a la figura de su hijo, María lo recuerda siempre con una sonrisa, “una de las grandes virtudes que tenía Luis era esa capacidad por desprender luz,” algo que lo convertía en único y lo que hacía que muchos lo llamasen “la sonrisa del paddock.” Su madre recalca que además de recordarle por sus méritos encima de una moto, siempre quedará en la mente de todas las personas que lo conocían el cariño que entregaba y que, como no podía ser de otra manera, “después de ocho años y medio tras su accidente, sigue estando muy presente,” afirma María.
Luis Salom, “El Mexicano” como lo conocía la gente, era sobre todo una persona con la que se podían mantener conversaciones de todo tipo, “era curioso, le encantaba saber, conocer la historia, la gente, todo,” confiesa María. Ese carisma que relucía en su figura le hacía renunciar a lujos que estaban presentes en los demás pilotos y es lo que de verdad lo convertía en una buena persona.
A pesar de todo lo ocurrido ese fin de semana negro de 2016 en el Circuit de Catalunya, María Horrach y su familia sigue teniendo presente a Luis Salom cada día de sus vidas, cada año se organiza una ruta conmemorativa en su Mallorca natal y en el paddock para honrar la figura del piloto y de la persona. Por lo que hace al presente, María sigue cuidando de sus dos hijos, su marido y sus dos nietos, con el profundo recuerdo de su hijo Luis y de su sonrisa, que ha quedado y quedará grabada en la retina de todos.
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