
El sevillano del Red Bull KTM Ajo conquista el título mundial de Moto3 en Mandalika tras una carrera caótica marcada por sanciones, una bandera roja y una victoria tan emotiva como merecida.
El sol abrasador de Mandalika fue testigo de una jornada que quedará grabada para siempre en la historia del motociclismo español. José Antonio Rueda, con solo 19 años, selló su nombre entre los grandes al proclamarse campeón del mundo de Moto3 2025, tras ganar una carrera tan imprevisible como emocionante. Una bandera roja a dos vueltas del final detuvo el pulso de la categoría pequeña y coronó a un piloto que ha sabido mezclar la serenidad del campeón con la agresividad del talento puro.
El andaluz, nacido en Los Palacios y Villafranca (Sevilla), cerró la temporada con autoridad incontestable: nueve victorias, cinco poles y un total de 340 puntos, cifras que lo sitúan como uno de los dominadores más sólidos que se recuerdan en los últimos años. Su rendimiento ha sido tan aplastante que ni las matemáticas, ni la fortuna, ni los incidentes en carrera han logrado poner en duda lo que parecía inevitable desde hace meses: el título tenía nombre y apellido, José Antonio Rueda.
Una carrera de vértigo y desenlace inesperado
La carrera comenzó bajo un calor sofocante, con más de 50 ºC en el asfalto y una tensión palpable en el aire. Rueda partía desde la novena posición, prudente en la salida, mientras los focos se dirigían hacia Adrián Fernández, Máximo Quiles, David Muñoz y Ángel Piqueras, los rivales que aún mantenían vivas sus esperanzas matemáticas. Pero pronto el #99 del Red Bull KTM Ajo, el mismo equipo que llevó a la gloria a Pedro Acosta, empezó su remontada, vuelta a vuelta, adelantamiento tras adelantamiento, con la firmeza de quien no quiere dejar cabos sueltos.
El sevillano escaló posiciones hasta alcanzar el grupo delantero, aprovechando los errores ajenos y manteniendo un ritmo constante. Cuando quedaban pocas vueltas, ya rodaba líder, alejándose del caos que se desataba a sus espaldas. Fue entonces cuando el destino, caprichoso, decidió intervenir: un toque entre Adrián Fernández y David Muñoz provocó la caída de este último, obligando a dirección de carrera a sacar la bandera roja antes de completarse la penúltima vuelta.
La clasificación provisional daba la victoria a Fernández, pero tras revisar las sanciones pendientes, una doble Long Lap convertida en seis segundos, Rueda heredó la victoria y, con ella, el título mundial. Guido Pini y Luca Lunetta completaron el podio, mientras Máximo Quiles, cuarto, vio cómo su propia Long Lap no ejecutada correctamente lo apartaba del cajón. Ángel Piqueras, séptimo, perdió también toda opción al campeonato.
El final fue tan inesperado como emocionante: ni celebraciones en pista ni gestos eufóricos. Rueda tuvo que dirigirse directamente al parque cerrado, sin poder abrazarse a su padre, que le esperaba en la curva 10. Todo ocurrió deprisa, entre la confusión de las sanciones y la emoción contenida. Pero cuando el semáforo se apagó en Mandalika, el sueño comenzó a hacerse realidad.
Gold helmet for @ruedajr99 and the crowd surfing BEGINS 🎉#IndonesianGP 🇮🇩 pic.twitter.com/QjvsfyeyvZ
— MotoGP™🏁 (@MotoGP) October 5, 2025
La emoción del campeón
Ante los micrófonos de DAZN, Rueda se mostró tan emocionado como sincero: “La verdad es que es increíble. Recuerdo todos esos momentos en los que había muchas personas que no creían en mí, y yo tenía que continuar. Gracias a mis padres por todo su apoyo y a todas las personas que me han apoyado desde casa. Me quedo sin palabras. Gracias a mi padre por enseñarme tanto, por mostrarme la disciplina. Me siento muy feliz, muy emocionado.”
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