Álex Rins afronta su año “más duro” en MotoGP y mira al futuro con la ambición intacta
Álex Rins no necesita esconderlo ni disfrazarlo: la temporada 2025 fue “dura y difícil”. El piloto barcelonés lo reconoce para Crash.net con la sinceridad que siempre le ha acompañado, incluso cuando los resultados no han hecho justicia a su talento. Tras un año de transición con Yamaha, Rins duplicó sus puntos respecto a su temporada anterior, pero cayó al 19.º puesto en el Mundial y apenas logró escalar un peldaño en su mejor domingo: del octavo al séptimo.
“Sin duda, fue un año duro y difícil, porque la moto no rendía muy bien”, admite en declaraciones a Crash.net. “Cuando no consigues un buen resultado, es más difícil y la temporada se hace más larga. Es normal”. Su reflexión no es una queja, sino un diagnóstico realista de un proyecto que ha buscado oxígeno en un campeonato cada vez más exigente.
Mientras Fabio Quartararo sacaba petróleo de la Yamaha M1 con cinco poles que le valieron terminar tercero en el BMW Best Qualifier Award, Rins sufría desde el primer momento. Su 17.º puesto en la tabla de clasificaciones explica por sí solo muchas de las limitaciones del español, obligado a remar contracorriente prácticamente cada fin de semana. Aun así, el piloto se aferra a la parte más humana de este año turbulento: “Estoy feliz porque mi grupo de gente es súper bueno y, aun en los momentos más difíciles, supieron apoyarme al máximo”.
Luces entre sombras: Australia y, sobre todo, Mandalika
El séptimo lugar en Phillip Island quedará registrado como su mejor resultado, pero Rins tiene claro cuál fue su mejor fin de semana real: Mandalika. Allí se reencontró con sensaciones que creía enterradas bajo meses de frustración. “Cuando tienes las sensaciones adecuadas con la moto, puedes darlo todo. Y en Mandalika lo conseguí”, recuerda. “Tuve una buena puesta a punto, la moto iba bastante bien para esa pista y… ¡no me he olvidado de conducir una moto!”.
En Indonesia fue cuarto en la FP1, repitió ese puesto en clasificación —su mejor sábado del año— y solo el desgaste excesivo del neumático trasero le impidió terminar más arriba el domingo. Fue un destello, sí, pero un destello importante.
Clasificación, el talón de Aquiles
Más allá de Mandalika, los sábados fueron un lastre continuo. Su siguiente mejor posición de salida fue un noveno puesto, y en la mitad de las 22 rondas tuvo que arrancar desde la 15.ª posición o peor. Eso, en MotoGP, es una sentencia anticipada. “Oliveira, Miller y yo estamos muy cerca en una vuelta rápida. Fabio es el único que podría hacer una pole”, reconoce. “Tiene mucha experiencia con esta moto… Es su séptimo año con Yamaha. Le sale de forma natural”.
El Inline4 se apaga: frenada sólida, agarre insuficiente
Rins también analiza el carácter de una Yamaha que dice adiós a su concepto Inline en 2026. “La moto frena muy bien. Es muy estable y bastante buena”, apunta. “La frenada es un punto fuerte. Pero no teníamos mucho agarre con la parte trasera, así que todo se lo dirigimos a la delantera”.
Intentó adaptarse, modificar su estilo, redibujar trazadas: “Probé a esperar un poco más antes de entrar en la curva, pero no me salió muy bien. Lo combiné con mi pilotaje natural según la situación”. Nada fue suficiente para convertir la M1 en una moto ganadora, pero sí para recoger información vital para lo que viene.
El proyecto V4 en el horizonte: volver a luchar
Rins ya mira hacia 2026, cuando Yamaha estrenará su nuevo motor V4. Para entonces, espera haber recuperado su instinto más competitivo: “Quiero volver a tener la sensación, el ritmo, para luchar por la victoria. Y siempre el objetivo es ganar un campeonato mundial”.
La victoria de Valencia 2022, su último triunfo con Suzuki, queda ya para la historia como el último éxito de un motor Inline en MotoGP —un detalle simbólico en un deporte que no deja de reinventarse.
