
Pecco Bagnaia: “Solo se puede aprender de Marc Márquez”
El rojo Ducati inundó el Teatro Sociale de Trento. Banderas, gorras y camisetas tiñeron el auditorio mientras el público coreaba un solo nombre: “¡Pecco, Pecco!”. En medio de esa ovación, Francesco Bagnaia apareció sonriente, acompañado por Federica Masolin y por un árbol de Navidad lleno de regalos simbólicos que sirvieron de hilo conductor a una conversación íntima, divertida y, por momentos, emocional. El encuentro tuvo lugar en el Festival dello Sport de “La Gazzetta dello Sport”, donde el tricampeón del mundo de MotoGP reapareció ante los medios y sus seguidores tras unas semanas difíciles.
Una sonrisa entre las sombras
El italiano llegaba a Trento con el peso de un año complicado. Tras un brillante doblete en Japón que parecía marcar el final de su crisis, el desastre de Mandalika volvió a golpearle con dureza. Un doble cero que le hizo tambalearse en lo deportivo y lo anímico, y que incluso lo llevó a evitar las declaraciones posteriores a la carrera. “Necesita protección”, dijo entonces Davide Tardozzi, consciente de la fragilidad de su piloto.
Sin embargo, sobre el escenario de Trento, Bagnaia dejó atrás las sombras para mostrar su faceta más humana. Entre bromas y reflexiones, el turinés habló del tiempo, de sus pasiones y de la importancia de aprender incluso en los momentos más duros. “En las carreras, mi vida es perseguir el tiempo, apurar cada milésima. Fuera de la pista, soy lo contrario: lento, tranquilo, casi perezoso. Me tomo las cosas con calma”, confesó entre risas.
“Marc me ha sorprendido”
Uno de los momentos más esperados llegó cuando, entre los regalos del público, apareció una fotografía de Marc Márquez, su actual compañero en Ducati. Las risas inundaron la sala, pero Pecco se mantuvo sereno antes de hablar de una relación que muchos creían imposible. “Al principio estaba un poco preocupado; él mismo decía que podía ser un compañero difícil”, admitió Bagnaia. “Pero me ha sorprendido. Tenerlo al lado está siendo muy positivo. En Japón nos conocimos mejor, incluso coincidimos en un karaoke, tomando sake. Fue divertido. Es uno de los mejores pilotos de la historia y solo se puede aprender de él”.
Lejos de cualquier tono de rivalidad o rencor, Pecco mostró un respeto sincero hacia Márquez, quien este año ha logrado devolver a Ducati la autoridad que se esperaba del campeón. “Ha dominado durante años, y lo sigue haciendo. Lo que está consiguiendo tiene un mérito enorme”, añadió, dejando claro que el #93 no solo ha sido un reto en la pista, sino también una fuente de inspiración en el garaje.
Pasiones fuera del circuito
El encuentro no solo giró en torno a MotoGP. Pecco, relajado y con una sonrisa constante, habló de su otra gran pasión: el motor en todas sus formas. “Me encanta la Fórmula 1, soy fanático de Hamilton y su fichaje por Ferrari es un sueño. Ojalá consiga algo grande el año que viene”, dijo con entusiasmo. También mencionó su admiración por los míticos Bulls de Jordan y su eterna Juventus, revelando un lado más cotidiano y cercano, el de un joven de 28 años que sigue disfrutando de las cosas simples pese a haberlo ganado casi todo.
“Ducati es mi familia”
Pero si hubo un momento especialmente emotivo, fue cuando habló de Ducati. “He soñado con vestir estos colores desde niño. Es mi familia”, declaró. El público respondió con un aplauso cerrado, consciente de la conexión única entre el piloto y la fábrica de Borgo Panigale. Bagnaia recordó con cariño la voz de Guido Meda narrando sus victorias, la mítica “nube roja” de tifosi y el orgullo que siente cada vez que sube al podio representando a Italia.
Por último, quiso dedicar unas palabras a los aficionados: “Mis fans son increíbles, incluso respetan a mis rivales. En el motociclismo hay un espíritu distinto; se aplaude al que gana, sea quien sea. Me gustaría tener más tiempo para compartir con ellos, porque su energía me da fuerza cuando las cosas se complican”.
A pesar de los tropiezos recientes, Pecco Bagnaia sigue siendo ese campeón que combina talento y humildad, rigor y calma. Un piloto que ha aprendido a aceptar la derrota con elegancia y que no tiene miedo de elogiar al hombre que, por ahora, le ha arrebatado el protagonismo en Ducati. “Solo se puede aprender de Marc”, repitió al final, antes de despedirse con una sonrisa que, más que un gesto, parecía una promesa: la del regreso del verdadero Bagnaia.
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