Se cumplen 30 años de la primera victoria en la máxima categoría de Álex Crivillé y el ex piloto ha recordado ese momento fundamental en su carrera deportiva.
Antes de Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo y Marc Márquez cosecharan victorias en la categoría reina para el motociclismo español, pocos fueron los pilotos españoles que lo consiguieron. Fue Álex Crivillé el primero en lograrlo, tal día como hoy hace 30 años. El 27 de junio de 1992, en Assen, Crivillé abrió la veda para los pilotos que seguían sus pasos, y subió a lo más alto del podio en la carrera de 500 c.c. Un momento de su vida que el embajador de Woonkly no ha dudado en recordar.
En un vídeo difundido por Woonkly, Álex Crivillé ha recordado aquel día que cambió la historia del motociclismo español para siempre. “Era muy joven, tenía 22 años, y era mi primera temporada en 500cc y para mí era impensable ganar una carrera. Se dieron una serie de circunstancias y cada gota cayó donde tenía que caer. Yo estaba luchando por las posiciones de podio con John Kocinski, Alex Barros y Joan Garriga”, recuerda Crivillé. “De repente Eddie Lawson y Kevin Schwantz, que estaban en cabeza, se cayeron. A partir de ahí, me pusieron en la pizarra ‘P1’ y pensé ‘Ufff’. Cambié totalmente el chip y pensé ‘Tienes la oportunidad de ganar’. Así, lo hice. Hice un carrerón y gané”.
Esa victoria también supuso para Crivillé el poder soñar con objetivos más ambiciosos, que años más tarde llegarían a cumplirse. “A partir de ahí, me hizo soñar con ganar más carreras, estar en un futuro en un equipo oficial y ser campeón del mundo. Sí que verdad que esta victoria me abrió las puertas para seguir la siguiente temporada con Sito Pons y después me ayudó a llegar al equipo oficial de HRC. A partir de ahí, luchamos ya para ser campeones del mundo”, confiesa el ex piloto.
Crivillé también ha confesado que no esperaba esa victoria. “La verdad es que no, pero tampoco esperaba conseguir un podio y lo logré en la tercera carrera de la temporada en el circuito malasio de Shah Alam. La primera carrera del año fue en Suzuka (Japón), donde nos caímos multitud de pilotos bajo la lluvia. En Shah Alam subí al podio con Wayne Rainey, que fue segundo, y Mick Doohan, ganador de la carrera”, ha reconocido.
Sin embargo, ese primer podio le dio la confianza para creer que podía luchar con ellos por la victoria, a pesar de ser una tarea complicada. “No me esperaba ese podio y a partir de ahí comencé a sacar un poco la cabeza. Estaba con ellos y pensé ‘Puede llegar una victoria, por qué no‘, pero era muy difícil porque estaban los mejores del mundo en 500cc: Kevin Schwantz, Wayne Rainey, Mick Doohan, Daryl Beattie, John Kocinski… Era muy complicado estar con ellos y ganarles”, recuerda Crivillé.
El ex piloto recuerda que, en el momento en el que Schwantz y Lawson se fueron al suelo, “cambié el chip” y se centró con todas sus fuerzas en conseguir su primera victoria. “Me concentré más. No podía fallar porque era una oportunidad única. Estaba liderando la carrera y tenía que aprovecharlo. Cuando estás en el segundo grupo, no cambia mucho acabar quinto o sexto. Sí cambia la cosa de ganar o no ganar; era una presión brutal. También era un circuito que me gustaba mucho, de dibujar muy bien la trazada y de muchos apoyos. Aproveché la oportunidad, me salió muy bien y ganamos la carrera. Mejor, imposible. En ese momento estaba en las nubes”.
Crivillé recuerda que tenía como rival a Alex Barros y reconoce que vio peligrar la victoria en Assen. “Tenía un gran rival como Alex Barros, que era un gran frenador. En Assen, normalmente, se deciden las carreras antes de la chicane, en la frenada. Sabía que Alex Barros era muy fuerte frenando ahí. También estaba John Kocinski y luego Joan Garriga se quedó un poco más atrás. Eran dos pilotos que fácilmente me podían arrebatar la posición, pero no fue así. Cerré bien las puertas, arriesgué un poco más y me salió bien“, dice el ex piloto.
Después de cruzar la línea de meta, Crivillé recuerda que lo celebraron como si del título se tratase. “Más que una victoria, parecía que habíamos ganado el título de campeón y subí al podio con Sito Pons. A partir de ahí, comenzamos a hablar de la siguiente temporada. Me chocó bastante porque después de esa carrera en Assen había que cerrar ya la temporada 1993. Entró Philip Morris para hacer una pretemporada pletórica. Prácticamente ahí ya se sumó HRC para acogerme como compañero de Mick Doohan”, ha reconocido.
Y, al regresar a casa, pudo celebrarlo con cientos de aficionados que acudieron a recibirle al aeropuerto. “No era la primera vez que celebrábamos una victoria y siempre lo hacíamos a lo grande. Recuerdo en cuando estaba en 125cc vinieron un montón de moteros al aeropuerto del Prat de Barcelona y me acompañaron en caravana hasta Seva. Cuando gané mi primera carrera en 500cc fue increíble; casi más que cuando gané el título de 125cc. Vinieron miles de aficionados a recibirme e hicimos una excursión hasta Seva para celebrarlo. Se habló muchísimo de esa victoria“, concluye.
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