Gigi Dall’Igna ha valorado el noveno título de Marc Márquez tras cuatro años complicados.
Gigi Dall’Igna ha sido una figura clave en el desarrollo de Ducati. El ingeniero llevó a la marca italiana a lo más alto de MotoGP, convirtiéndola en la referencia para el resto de fabricantes. Tanto es así, que pasó de ser una moto considerada “complicada” a ser una de las más deseadas en la parrilla de la categoría reina; en la que todos sus pilotos lograban destacar y conseguir buenos resultados.
No fue de extrañar, por tanto, que Marc Márquez también quisiera pilotar una Ducati cuando la situación en Honda se volvió insostenible. Tras su lesión en Jerez 2020, la marca japonesa perdió el rumbo, y ninguno de sus pilotos lograba estar en buenas posiciones de forma regular. Tan sólo Márquez conseguía luchar con la moto japonesa; pero esos breves momentos de esplendor quedaron empañados por las numerosas caídas y lesiones. Hasta que, finalmente, decidió decir adiós a la marca del ala dorada.
En Ducati, como no podía ser de otro modo, le recibieron con los brazos abiertos. Dos años después, el de Cervera volvió a escribir su nombre en la historia de MotoGP como Campeón del Mundo. Gigi Dall’Igna, quien lo vivió muy de cerca, habló de este momento en el cuarto episodio de ‘Volver’, el documental de DAZN sobre la crisis y el regreso de Marc Márquez.
«Es una enseñanza muy importante, no sólo para el mundo del deporte»
Dall’Igna recordaba cómo se vivió el título de Márquez en Japón. «Ha sido sin duda un día maravilloso, memorable, sobre todo como persona, más que como ingeniero. Por cómo Marc ha proyectado todo su regreso, por lo que ha renunciado para conseguir hacerlo, creo que es una enseñanza muy importante, no solo para el mundo del deporte, sino propiamente para el mundo en sentido general. Por la determinación, por la voluntad, por la lucidez y por la inteligencia que ha puesto al proyectar su regreso», contaba.
No obstante, el ingeniero también se mostraba crítico con el piloto, hablando de cómo su mentalidad lo ha llevado a lo más alto, pero también a sufrir muchas caídas. «Su límite es que arriesga, o arriesgaba, incluso cuando no es necesario. Con un poco más de, digamos, lucidez, habría cometido menos errores«, ha asegurado.
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