El Doctor Costa ha hablado sobre el fallecimiento de Marco Simoncelli.
El pasado 23 de octubre se cumplieron 24 años desde el fatal accidente de Marco Simoncelli en el trazado de Sepang. Ese día marcó un antes y un después en el motociclismo; y quedó marcado en la memoria de todos los que, de alguna forma, lo vivieron. Uno de ellos fue el doctor Costa, fundador de la Clínica Móvil de MotoGP, que a pesar de no estar presente en el momento del accidente, vivió de cerca todo lo sucedido. Costa estuvo en el podcast ‘BSTM’, donde habló de cómo vivieron esos trágicos días en Malasia.
«Marco se había preparado para Malasia para ganar», recordaba. «La carrera anterior, en Phillip Island, había llegado segundo detrás de Stoner y por tanto en Malasia pensaba que podía ganar. En la salida tenía la toalla al revés. Su papá Paolo lo consideró como una señal desfavorable. No estaba en Malasia, pero si hubiera estado allí y hubiera visto esa toalla habría actuado. No tenía la posibilidad de estar en Malasia por motivos de orden, la medicina allí es militar y yo todas las veces estaba en conflicto con ellos, no quería arriesgarme. Estaba en casa y lo entendí enseguida», comenzaba.
Tras repatriar el cuerpo de Simoncelli, Costa reconoce que hizo «algo irregular», pero que consideró necesario. «Abrí en casa de los Simoncelli su ataúd para que los familiares y su hermana Martina lo vieran. Sobre todo para que la hermana lo viera. En el ataúd también estaba la documentación de la autopsia de Marco, y esto me llenó de alegría porque en el capítulo farmacológico estaba escrito ‘no alcohol, no drogas’. La tragedia es terrible, devastadora pero suscita algo que al final preludia algo bello. Hablo de la belleza de la vida de su hermana», contaba.
«En esa caída, Simoncelli vio finalmente contra quién había luchado desde que empezó a correr en moto»
Simoncelli no sólo dejó una huella imborrable como piloto, también como persona. Algo que recordaba el doctor Costa. «Marco me enseñó algo muy bonito. Cuando cayó en Malasia quería ganar. Cuando uno quiere ganar está agarrado al manillar y cuando la moto se atravesó no la soltó sino que continuó; porque su sueño era ganar. En esa caída vio finalmente contra quién había luchado desde que había empezado a correr en moto: una señora vestida de negro a los bordes de la pista que lo miraba«,
«Él, despreocupado, la miró y le dijo: ‘Señora, usted cree que hoy ha ganado, pero yo esta noche vuelvo a casa con mi padre Paolo, voy donde mi madre Rossella, donde mi hermana Martina, a abrazar a Kate. Pero lo que más cuenta es que volveré a casa en el corazón de todos los que me quieren’. Recuerdo con amor a este chico que era algo excepcional, un chico simpático, era uno de nosotros. Había creado una segunda familia en el equipo en los boxes y luego tenía la familia de la Clínica Móvil donde lo esperaba para preparar su cuerpo y su mente para sus espectaculares hazañas», finalizaba.
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