
José Luis Martínez, asistente de Marc Márquez, ha hablado de lo que supone trabajar con el nueve veces Campeón del Mundo.
José Luis Martínez ha estado junto a Marc Márquez en la última década como su asistente y también como su amigo. Martínez ha vivido, por tanto, los momentos más dulces y también los más amargos de la carrera del piloto; llegando incluso a trasladarse junto a él a Madrid tras su lesión en Jerez 2020.
Martínez también estuvo junto a Marc Márquez cuando ganó su noveno título de Campeón del Mundo, en Motegi; poniendo así punto y final a una pesadilla que se alargó durante cuatro años. Ahora, el de Cervera vuelve a sonreir; y también lo hace su ‘sparring’. «Por su manera de ser ya te saca una sonrisa. Tú ya empiezas a sentirte diferente. Hay personas que son así, agradables; otras, las ves, las saludas y dices: ‘Ostras, me está contagiando algo que no quiero’. En este caso es todo lo contrario», contaba al medio Marca.
Aún así, Martínez ve algo diferente en esta sonrisa de Márquez. Una madurez que, según Martínez, no viene sólo de la edad; también del calvario que pasó. Esto hace que disfrute mucho más de los buenos momentos. «Ahora que lo está disfrutando, cada victoria o cada buena actuación es una sonrisa. Lo saborea y lo disfruta. Antes, podía ser más a lo loco, una celebración a lo loco. Ahora, también está esa locura, pero es mucho más: ‘Vamos a vivirlo, porque no sabemos mañana qué puede pasar’«, ha afirmado.
«En Indonesia tuvo esa ‘volada’ tan fuerte que le afectó a la vista»
En cuanto a su momento más difícil, cabe pensar que fue tras la lesión en el brazo. Sin embargo, Martínez recuerda otro aún peor: cuando regresó la diplopía tras la caída en Indonesia 2022. «En Jerez se hace daño y es una faena. Pero yo, cuando peor lo he visto fue en Indonesia, que tuvo esa ‘volada’ tan fuerte, que le afectó a la vista. El brazo no estaba perfecto. Ahí sí que lo vi triste. Fue el más duro, la época más dura y más triste. Me acuerdo que el vuelo ese fue malo, angustioso por la incertidumbre», ha recordado.
Sin embargo, poco a poco el piloto comenzó a ver la luz al final del túnel. Y todo llegó con su salto a Ducati. «Toma la decisión de la última operación del brazo, con la esperanza de mejorar. Toma una decisión que fue la más importante junto con la de irse del equipo de toda la vida, donde había ganado todos los títulos para hacer un cambio, pero con dudas. Era todo un poco incógnita. Yo creo que donde lo vio fue en el primer test de Valencia, cuando da la vuelta, se para y esa pequeña sonrisa. Ahí es donde yo creo que se despejó un poco de dudas, un poco de la angustia de toda la apuesta que había hecho», afirmaba.
El resto es historia. Tres victorias con Gresini y una adaptación que le abrieron las puertas al equipo oficial; donde ha dominado completamente desde los primeros instantes de la temporada. Unos resultados que, como es lógico, le han permitido alzarse con la corona de Campeón del Mundo.
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