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Christian Sarron, líder de una generación

1 Ene. 24 | 10:00
Faltan Sarron MotoGP
Foto M. Mothes

Christian Sarron. El piloto francés fue el más destacado de una generación en su país que no tuvo suerte.

Cuando pienso en mis primeros años siguiendo el Mundial de Grandes Premios se me vienen a la mente los hermanos Sarron. A finales de los ’80 eran el único caso de dos pilotos, que compartían sangre y pista al más alto nivel. Dominique era rival de Pons y Garriga en los 250cc, mientras que Christian estaba en 500cc, siendo el único europeo capaz de plantar cara en ocasiones a los todopoderosos americanos y australianos.

Aunque esa fuera la percepción de un niño, lo cierto es que la carrera deportiva de Christian comenzó mucho antes, junto a una numerosa generación de talentos franceses marcada más por la tragedia que por los éxitos, como Patrick Pons o Michel Rougerie. Justamente comenzó a competir con Kawasaki gracias al apoyo del campeón de 750cc, Patrick Pons.

En 1976 debutó en 350cc en el circuito de Brno, antigua Checoslovaquia, ya con Yamaha con la que estaría toda su carrera deportiva. A la temporada siguiente empezó a demostrar su talento, al ganar en 250cc bajo la lluvia (donde era un especialista) en el Gran Premio de Alemania, disputado en Sachsenring. Su primer triunfo mundial, aderezado con varios podios a lo largo del año en 350cc, mostraban una proyección ganadora.

Lamentablemente una lesión disputando una carrera en la categoría de 750cc hizo que tuviese que volver a empezar, perdiéndose prácticamente tres años sin resultados. En 1982 estaba listo para retomar la senda correcta. En 250cc, de nuevo con el asfalto mojado del circuito de Imatra, se hacía con su segunda victoria Mundialista. Ese mismo día también participó en 350cc, siendo segundo. ¿Sería capaz de ser igual de efectivo en seco algún día?

En 1983 volvió a hacer la temporada completa, centrándose ya en la categoría de 250cc y con todo el apoyo de Yamaha France. Al fin pudo sacar todo lo que atesoraba, pese a un mal inicio en el que no puntuó en las tres primeras carreras. 1 victoria, en el Gran Premio de Suecia, con cinco podios en total en un final donde demostró ser el más rápido. Alcanzaba el subcampeonato del mundo tras su compañero de marca, Carlos Lavado.

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1984 estaba proyectado hacia el éxito y no defraudó. Con su equipo de toda la vida, el Gauloises Sonauto Yamaha, conseguiría 3 victorias y 8 podios en total para asegurarse el título Mundial de 250cc. Una vez logrado el éxito, sólo le quedaba por delante la categoría de 500cc. Una totalmente dominada por “yanquis” y “aussies” donde el francés fue el único europeo, durante años, capaz de mezclarse con ellos.

Con su equipo, patrocinador y marca desde que llegase al Mundial, en 1985 saltaría de categoría, demostrando que había llegado para quedarse. En la segunda carrera disputada en el Jarama se subía al podio y en la tercera… ¡Sorpresa! Hockeinheim amanecía totalmente empapado donde Sarron era un especialista. Aquel año Spencer parecía intocable, ganando a la vez en 250cc y en 500cc en varias ocaciones, pero el francés le remontó y aprovechando que había un doblado, le propinó un recordado “por fuera”. Se escapó para conseguir la victoria en la categoría reina y Spencer no tuvo respuesta.

Sarron terminó el Mundial de 1985 tercero tras Spencer y Lawson, pero las siguientes temporadas demostraron que había llegado al límite de su pilotaje. Para poder ganar a estas leyendas había que dominar perfectamente el estilo de derrapaje y Sarron, aunque era muy rápido en ocasiones, no se adaptaba a todas las condiciones y cuando los neumáticos bajaban de rendimiento, él iba hacia atrás.

Nunca volvería a ganar otro Gran Premio pero desde ese 1985 hasta su última temporada en 1990, fue un habitual TOP 5, consiguiendo un total de 18 podios. En 1989 incluso volvió a terminar tercero en el Mundial de 500cc detrás de Lawson y Rainey. Fue el único europeo capaz de estar ahí durante más de un lustro, el mejor representante de una generación francesa que mereció la gloria.

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