El motociclismo se teñía de negro este fin de semana con la pérdida de uno de los nuestros, Jason Dupasquier. El Gran Premio de Italia solo hondea una bandera, la negra.
Este fin de semana nada importa, nuestro deporte está de luto y la única bandera posible es la negra. Este fin de semana el mundial de MotoGP volvía a teñirse de negro, de rabia, de dolor y de lágrimas porque un piloto de 19 años se iba haciendo lo que más le gustaba. El Gran Premio de Italia despidió a uno de los nuestros, sin embargo, el motociclismo se niega a despedir a uno de los suyos.
La noticia llegaba después de la carrera de Moto3, todo se quedaba en silencio y nada importaba más que el dolor de una perdida, y más si se trata de un chico de 19 años que había dedicado su vida a ser piloto. Un podio nublado por el golpe que acababan de vivir al enterarse de la noticia. Sus compañeros no escondían las lágrimas e incluso alguno como Jaume Masiá que terminó segundo o Gabri Rodrigo desde su tercera posición pedían un minuto para recomponerse.
La bandera negra de un deporte que de vez en cuando azota fuerte
Este 30 de mayo las carreras han vuelto a pasar a un segundo plano, los rivales no son rivales y MotoGP se convertía en más familia que nunca. Este domingo, Jason Dupasquier era uno más en las casas de todos los que amamos este deporte, no había fronteras, ni países, ni banderas, MotoGP era una familia y como tal lloraba la pérdida de uno de los suyos, un chaval que se fue haciendo lo que mas le gustaba.
Este fin de semana no ha habido vencedores, nadie ha ganado porque Jason Dupasquier perdió la que ha sido su carrera más importante. El mundo del deporte y en especial el del motociclismo se encuentra de luto y solo hay una bandera posible, la negra, el color que acompaña a los que conocemos la parte oscura de este deporte pero jamas llegamos a acostumbrarnos. Este fin de semana va por ti Jason, te fuiste demasiado pronto pero tu legado vivirá por siempre.
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