El fallo técnico de Quartararo y la caída de Álex Márquez en Silverstone reavivan la discusión sobre los dispositivos de altura en MotoGP.
El Gran Premio de Gran Bretaña ha vuelto a encender un debate técnico y de seguridad que lleva tiempo gestándose en MotoGP: el uso de los dispositivos de altura (ride-height) y del holeshot. Un fallo técnico en la Yamaha de Fabio Quartararo, cuando lideraba con comodidad en Silverstone, y la caída de Álex Márquez en la primera curva han vuelto a poner en el centro del foco la conveniencia de permitir estas ayudas en todas las pistas del calendario.
Quartararo, que parecía encaminado hacia la primera victoria de Yamaha desde 2022, sufrió un fallo en el sistema trasero de su moto a falta de siete vueltas. Un contratiempo que también afectó a su compañero Álex Rins. En paralelo, varios pilotos experimentaron dificultades para desactivar correctamente el sistema holeshot durante la salida debido a la altísima velocidad de la primera curva, donde apenas hay margen para una frenada potente que facilite su desconexión.
Álex Márquez, que partía desde la primera posición y terminó por los suelos antes de completar la primera vuelta, fue claro: “El problema está entre el dispositivo y ser demasiado optimista”. Pese a ello, el piloto del Gresini no considera que Silverstone sea uno de los trazados donde deban prohibirse estas ayudas. “Aquí no hace falta prohibirlos, el problema fue la temperatura. Pero en Le Mans, por ejemplo, sí habría que hacerlo, sin duda”, afirmó.
Opiniones divididas en el paddock
No todos los pilotos comparten la misma visión. Johann Zarco, segundo en carrera, es partidario de mantener los dispositivos, aunque también contempla que su uso se restrinja en ciertos circuitos si así se acuerda. “Tenemos que votar entre los pilotos qué pistas lo requieren o no. Le Mans podría ser un buen sitio para prohibirlo. Aquí, aunque la curva es rápida, se puede frenar lo suficiente o desactivarlo más tarde”, explicó. “Los dispositivos nos han permitido aprender mucho sobre el potencial real de la moto. Creo que todavía pueden aportar cosas”, añadió.
Por su parte, Marco Bezzecchi, vencedor con Aprilia, fue más pragmático. Para él, estos sistemas ya forman parte natural de la categoría: “Cuando llegué a MotoGP ya estaban ahí. Para mí está bien así”. En cambio, Enea Bastianini, que este año corre con KTM, fue uno de los que más sufrió el fin de semana, completando la primera vuelta con el sistema delantero todavía activado: “No pude quitarlo, era imposible”.
¿Una cuestión de seguridad o de espectáculo?
Marc Márquez, tercero en Silverstone, volvió a expresar su escepticismo hacia estos sistemas, aunque reconoció que también pueden aportar estabilidad en condiciones adversas, como el viento fuerte vivido en la carrera británica. “Los dispositivos hacen que la MotoGP sea más fácil de pilotar, pero también más peligrosa en algunos momentos, como al frenar para liberarlos”, comentó. “Hoy la moto era más estable, sí, pero esto reduce la influencia del piloto”, sentenció el de Ducati.
Una voz especialmente crítica fue la de Aleix Espargaró, que reapareció como wild-card con Honda y defendió una prohibición total inmediata: “Esto no tiene sentido. Nadie va a ver un ride-height device en una moto de calle. Lo dije hace tres años. Es peligroso y no aporta nada al espectáculo”. Aunque también reconoció la inteligencia de quien lo introdujo: “Hay que ser justos: no estaba prohibido en el reglamento y alguien muy listo supo sacarle partido”.
A pesar de su desilusión, Quartararo tampoco pidió un veto global: “No me pareció peligroso aquí. Es cierto que hay que frenar fortísimo para desbloquear los sistemas, pero seguimos siendo más rápidos con ellos. Mientras los demás lo usen, no vamos a ser los únicos en quitarlos”.
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