
Marc Márquez: “Este título es el que me ha cambiado por dentro”
Marc Márquez cerró la temporada con un mensaje que sintetiza mejor que nada el año vivido: “Este campeonato es el más importante de mi vida”. No lo dice por la estadística, ni por el número que añadirá a su palmarés. Lo dice porque, esta vez, la batalla fue más íntima que nunca. “He tenido que luchar contra muchas cosas, pero sobre todo he tenido que luchar contra mí mismo”, reconoce en una entrevista en el canal de MotoGP. Y para un piloto acostumbrado a desafiar la física, enfrentarse a su propio cuerpo y a su propio límite ha sido el desafío definitivo.
Después del golpe que arrastraba de la última cita, Márquez respira tranquilo. Los médicos han confirmado que la lesión no ha comprometido ninguna de las antiguas, esas que marcaron el capítulo más oscuro de su carrera. “Estoy bien, de verdad. Y ellos también están contentos. Ahora toca ser más cautos y aprovechar que tengo todo el invierno por delante para recuperarme con calma”. Una paradoja: la herida llegó “en el peor momento para celebrar”, admite, pero también “en el mejor”, porque todo estaba hecho.
Un título que vale más que un número
El piloto evita dar detalles de las lecciones que extrae del año —“no las diré, los rivales escuchan”, bromea—, pero insiste en que todo gira en torno a un concepto: la velocidad. “Si la tienes, controlarlo todo es más fácil”. Y este año, más que nunca, encontró una manera distinta de ser rápido: otra moto, otro cuerpo, otra mentalidad. “No puedes correr igual que en 2013. Eso es imposible. Debes adaptarte”.
Si hubo un momento que le hizo entender que 2025 iba a ser su temporada, ese fue Qatar. Venía de un error en Austin, uno de esos que él mismo llama “imperdonables”, pero en Losail arrasó. “Fue en un circuito que no me favorece. Ahí pensé: ‘Este es el año’”.
La rivalidad más especial: Márquez contra Márquez
Aunque la pelea deportiva estuvo cargada de tensión, hubo una batalla que llamó la atención de todo el paddock: la convivencia competitiva entre Marc y Álex. Un duelo fraternal que podría haber estallado… y no lo hizo.
“Un día me senté y pensé: no podemos competir así”, cuenta. Juntos encontraron una solución sencilla pero valiente: aceptar que las carreras son carreras, y que un toque, un adelantamiento o un error no puede romper algo más grande. “Si pasaba algo, pasaba. Somos hermanos. Mañana sería otro día”. Aquello selló el pacto. “Hicimos algo histórico. Estuvimos más unidos que nunca”.
Bagnaia, parte del ecosistema necesario
Márquez también dedicó parte de sus palabras a Pecco Bagnaia. Cree que Ducati necesita al italiano en su mejor versión para el próximo año. “La velocidad de Pecco está ahí. Lo que hizo en MotoGP demuestra el nivel que tiene. Solo necesita un par de meses para volver”. Está convencido de que los test de pretemporada serán el punto de reinicio del bicampeón.
Ducati, Gigi y la confianza que lo cambió todo
El 93 no esconde el valor que tuvo el gesto de Ducati al subirlo al equipo oficial. “Fue una decisión grande, difícil. Me dejaron mostrar mi talento y creyeron en mí desde el principio”. Habla con admiración de Gigi Dall’Igna, al que define como “el jefe perfecto”. Un líder capaz de ordenar el caos de un box y convertirlo en un arma competitiva: “Controla las situaciones de la manera correcta”.
Un 2026 impredecible y un 2027 imposible de planificar
Marc mira a la próxima temporada con la mezcla habitual de ambición y respeto. Sabe que las marcas se están compactando: “Aprilia crece mucho, KTM mejora, Honda dio un paso enorme… esto es MotoGP: competitividad pura”.
Pero también es consciente del gran terremoto que supondrá 2027, con nuevos neumáticos, motores y proyectos. “Será el mercado más complicado que he vivido. Nadie puede prometer cuál será la mejor moto. Tendrás que seguir tu instinto”.
Y si sigue corriendo, lo deja claro: “Es porque creo que puedo ganar. Si no, me detendré. Lucho por el campeonato. Es el objetivo, y tiene que serlo”.
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