El piloto de Cervera logra su séptima corona en MotoGP en Japón y la acompaña con un discurso cargado de emoción, recuerdos familiares y mensajes de superación personal.
Marc Márquez no necesitó esperar más. En el Gran Premio de Japón, el piloto de Cervera certificó un título histórico al terminar segundo y sumar su séptima corona en la categoría reina, igualando a Valentino Rossi. La emoción del momento desbordó al piloto de Ducati, que en sus declaraciones posteriores a DAZN dejó entrever el enorme camino recorrido hasta volver a lo más alto.
“2184 días después, seguí mi instinto y aquí estoy de nuevo. Lo primero que me sale es que estoy en paz conmigo mismo”, arrancó un Márquez profundamente emocionado. El campeón explicó que no quería mirar atrás, sino disfrutar del presente: “No quiero recordar lo que ha pasado, quiero disfrutar el momento de ahora, pero estoy en paz. Eso es lo más importante”.
El catalán recordó lo duro del proceso de recuperación tras las operaciones y caídas que lo alejaron de la competición: “Lo más complicado es quedarte solo contigo mismo, frente al espejo, porque eres la única persona a la que no puedes mentir”. Aun así, siempre buscó la luz: “He sido optimista. A veces han tenido que ayudarme a levantar un poco más la persiana para ver esa luz, pero la seguí”.
Álex, su mayor apoyo
La figura de su familia, y en especial de su hermano, también apareció en sus palabras: “Si tuviera que escoger a una persona, sería Álex. Me ha ayudado mucho, incluso sin quererlo. Solo por estar en activo ya me ayudaba”. Y recordó emocionado una promesa hecha a su abuelo: “Le dije que esta sería mi última oportunidad. Seguro que lo está disfrutando desde allá arriba”.
El destino, según Márquez, quiso que el círculo se cerrara en Japón: “El destino ha dicho que este círculo se tenía que cerrar aquí, con mi equipo Honda en el podio también. Ahora podré descansar en paz cuando todo acabe”.
Un reto incomparable
Para Marc, este campeonato tiene un valor especial: “Este mundial ha sido el mayor reto de mi vida. Estar en la gloria, caer al fondo y volver a subir es peor. Caer de tan arriba es más duro, pero me ha hecho más fuerte y calculador”. El nuevo campeón no esquivó la dimensión histórica: “Sea el 7 o sea el 9, lo que he hecho es igualar a Valentino Rossi. También he alcanzado a grandes nombres como Ángel Nieto. Todo esto es más de lo que jamás hubiera imaginado”.
Por último, dejó un mensaje que trasciende el deporte: “Siempre he querido que me recuerden por darlo todo. El fracaso no es no conseguirlo, el fracaso es no intentarlo. Yo lo he intentado, lo he conseguido y he tenido esa recompensa tan dulce”. Con lágrimas bajo el casco, un peto rojo de campeón y un casco conmemorativo, Marc Márquez celebró un título que sabe a redención y que confirma que su nombre sigue grabado en letras doradas en la historia del motociclismo.
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