
Marc Márquez: Reflexiones de un Campeón Previo a un Gran Reto
Marc Márquez atendió a AS en el paddock del circuito de Motegi, pocas horas antes de disputar una carrera que podría otorgarle su noveno título mundial y su séptimo en MotoGP. Lo hacía en un escenario donde ya se había coronado tres veces como piloto Honda, pero ahora con la posibilidad de conseguirlo por primera vez al mando de una Ducati. La carrera de Japón se presentaba como un momento decisivo: solo necesitaba superar por tres puntos a su hermano Álex para acercarse al campeonato, aunque Márquez era consciente de que, si no se lograba aquí, aún tendría la oportunidad en Indonesia. Para muchos, este título lo consolidaría como uno de los mejores pilotos de la historia, pero el propio Marc relativiza esa idea.
Números, sensaciones y la perspectiva de un campeón
Ante la pregunta sobre si este título lo convertiría en el mejor de la historia, Márquez fue claro: “No estoy de acuerdo”. Para él, la valoración de los pilotos debe dejarse a los números, y no a la opinión o al sentimiento popular. Cada piloto ha vivido su época, sus desafíos, sus lesiones y sus momentos únicos, por lo que compararlos directamente resulta complicado. “Los números no engañan y es lo que queda dentro de 50 años. Las carreras de los deportistas, por desgracia, no sólo son números sino también momentos, lesiones, capacidad de adaptación y sensaciones”, explica Marc a AS. Esta reflexión muestra su enfoque pragmático y maduro, centrado en hechos más que en la narrativa romántica de los récords.
Para Márquez, el valor de este título no radica únicamente en las victorias o estadísticas, sino en haber superado un calvario de lesiones y operaciones que pusieron en riesgo su carrera. Reconoce que la decisión de cambiar de Honda a Ducati y salir de su zona de confort no fue casual, sino consecuencia de haberse enfrentado a situaciones que jamás habría imaginado: “Para mí, la primera [decisión] es la que no buscas, no decides y te encuentras. Todas las otras decisiones fueron por la uno”. Su visión demuestra cómo la adversidad puede convertirse en motor de crecimiento personal y profesional.
Ídolos, récords y motivación
Márquez también habló de la relación con sus referentes y de cómo percibe la historia de MotoGP. Igualar los nueve títulos de Valentino Rossi es para él un honor, pero no un motivo de vanidad. Desde pequeño, sus ídolos fueron Rossi y Dani Pedrosa, aunque confiesa que se veía más reflejado en Pedrosa por la estatura y la manera de pilotar. Su gesto icónico en el podio de Misano, mostrando el mono rojo de Ducati y emulando a Messi, fue un momento pensado con cuidado, un símbolo de motivación y concentración que iba más allá del espectáculo: “Lo del mono me creó extra de motivación y de concentración. Me decía que tenía que hacerlo porque lo imaginaba”.
En cuanto a la competencia, Márquez subraya que su mayor rival ha sido él mismo, no sus contrincantes en pista. “Lo importante también de un deportista es desconectar al rival en ciertos puntos. Es empezar de la mejor manera, seguir cogiendo confianza y de esa manera desconectas al rival”, afirma, mostrando un enfoque estratégico y psicológico que lo ha caracterizado a lo largo de su carrera.
La obsesión, la familia y el futuro
Aunque el décimo título mundial pueda parecer un objetivo, Márquez lo contempla con naturalidad: no será una obsesión, sino una consecuencia lógica de seguir compitiendo. Su verdadera obsesión fue recuperarse de su operación, levantarse cada día con la meta de volver a pilotar al máximo nivel. La entrevista también deja entrever su lado más personal: su deseo de formar una familia en el futuro y la prudencia con la que aborda la posibilidad de que sus hijos se acerquen al mundo de las motos. “No, porque la que se le vendría encima no me gustaría que lo viviera”, asegura, mostrando su faceta humana y protectora.
Finalmente, Marc Márquez reconoce la importancia de quienes lo inspiraron durante su recuperación, desde Alberto Puig y Mick Doohan hasta Rafa Nadal, con quien compartió momentos de motivación y apoyo durante su calvario físico. La entrevista con AS refleja a un piloto introspectivo, consciente de su lugar en la historia y de los desafíos que aún le esperan, pero sobre todo, a un hombre que valora más el esfuerzo, la superación personal y la pasión por la competición que los títulos y los récords.
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