
Jack Miller valora su esfuerzo en carrera y se queda con el cariño de los aficionados
Jack Miller firmó un fin de semana intenso, con un puesto 12 en carrera que no refleja del todo las sensaciones que pudo encontrar a lo largo del domingo. El australiano reconoció para nuestro colaborador Manuel Pecino que la salida y las primeras vueltas le costaron demasiado tiempo, pero a medida que avanzaba la prueba consiguió estabilizarse y mostrar un ritmo competitivo en la zona media. Aun así, el desgaste al final de la carrera le impidió mantener la constancia necesaria para acabar más arriba.
Balance de la carrera. «Fue un día relativamente decente, considerando de dónde salimos y dónde terminamos. Dejamos mucho tiempo en los primeros giros tratando de acercarnos al ritmo, pero luego me sentí bastante cómodo en la moto. Entre las vueltas ocho y seis del final estuve en mi mejor momento, la moto estaba en un lugar agradable».
Las dificultades llegaron cuando el depósito aún estaba lleno y la moto se volvía demasiado rígida. «Cuando llegamos a las etapas más difíciles de la carrera, con el tanque de combustible, la moto estaba casi demasiado firme. Trabajamos mucho con la absorción de combustible, pero empezamos a tener momentos complicados para acelerar y transferir el peso. Es algo que tenemos que mirar de cara a las siguientes citas».
Un esfuerzo que pasó factura
El de Pramac, reconoció que sufrió en el tramo final. «El ritmo estaba ahí o muy cerca. Perdí un poco de velocidad, pero en general fue una buena carrera. Obviamente hay puntos que mejorar, pero estoy satisfecho de cómo nos movimos en la parte central de la prueba».
Miller explicó que incluso llegó a vivir una situación límite en la última vuelta. «En el último giro frené bastante fuerte entre las curvas 11 y 12, y la moto empezó a moverse de una manera peligrosa. Ni siquiera me atreví a continuar acelerando, porque estaba demasiado fuerte. Fue un déjà vu de lo que pasó el sábado por la mañana. Una locura».
El gesto con un aficionado
Más allá del resultado, el australiano se llevó una de las anécdotas del fin de semana. Durante la vuelta de desaceleración, vio a un aficionado con un cartel pidiéndole sus guantes a cambio de una cerveza. «Me levanté y me fui unos 30 metros hacia atrás. Para poder dárselos tuve que hacer un giro en U para volver a pista. Al final le entregué los guantes, pero no recibí la cerveza y encima me cayó una multa de 2.000 euros», relató entre risas.
Aunque la sanción fue “dura”, Miller se quedó con lo positivo: «Fue un momento muy agradable. Los aficionados hacen de este deporte lo que es, y yo estoy encantado de tener gestos como este. Valió la pena, sin duda».
Mirando al futuro inmediato
De cara a lo que viene, Miller piensa ya en los test. «Mañana vuelvo al V4 para la prueba final del 2025. Hemos trabajado duro y todavía queda camino por recorrer, pero estoy contento con cómo estamos gestionando las cosas junto a Yamaha”
El australiano, siempre sincero y con un punto desenfadado, cerró el fin de semana con una mezcla de autocrítica y optimismo: consciente de que el ritmo todavía no es suficiente para estar en el grupo delantero, pero satisfecho de haber dado un paso adelante en mitad de las dificultades.
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