
La tecnología puntera ha sido siempre una de las claves del éxito en el Mundial de MotoGP. Actualmente, el campeonato goza de su mayor igualdad de la historia, un hecho que, incluso, ha creado un debate interno entre pilotos, viendo que el factor humano es, cada vez, más limitado.
El Mundial de MotoGP, sin duda, pasa por uno de sus mejores momentos de la historia. Desde hace un año, y sobre todo en el presente, el campeonato goza de una igualdad cada fin de semana que hace mucho más llamativa e interesante la competición de las dos ruedas. Una condición que llega, a parte de por la lesión de su campeón, Marc Márquez, por las constantes mejoras tecnológicas que la parrilla del mundial ha ido implementando en las últimas temporadas. De hecho, el holeshot y las constantes actualizaciones aerodinámicas son la prueba de ello. Y, en esto, Ducati es la gran pionera.
Y es que ya son varios los avances tecnológicos y aerodinámicos que la marca italiana ha traído como novedad al paddock y que han acabado replicando las diferentes marcas. Empezaron con las alas en los carenados, siguieron con toda la polémica del apéndice -la aleta bajo la quilla de la Ducati – y, ahora, los ‘start device’ o ‘holeshot’. Una pieza que, por ejemplo, sigue faltando en las Suzuki y que se nota en cada gran premio. De hecho, Rins y Mir han insistido mucho a la marca y podrán tenerlos, en principio, para una de las dos citas en Austria tras el verano.

«Cuando la tecnología es tan elevado, el humano empieza a tener menos capacidad de improvisación»
En todos estos nuevos artilugios, también ha surgido una nueva polémica. Y es que, según algunos pilotos, cada vez se pierde más el lado humano de la competición. De hecho, en su regreso, Marc Márquez se ha mostrado muy en contra del dispositivo de salida, indicando que, tras probarlo, no le gustaba demasiado. En Assen, antes de sus vacaciones de verano, Pol Espargaró también hacía una reflexión ante la gran igualdad de la categoría reina con la llegada de esta nueva tecnología:
«Pienso que cuando la tecnología es tan elevada, el humano empieza a tener menos capacidad de improvisación. Cuando la electrónica no te permite abrir antes o sólo en el punto perfecto, cuando la tracción está dada a la perfección por la electrónica, cuando tienes una Ducati delante con 20.000 alas que evitan que puedas cogerle el rebufo y te generan una cantidad de turbulencias increíbles y no te puedes poner detrás ni adelantar… Las fábricas necesitan este nivel de tecnología para evolucionar y llevarlo a la calle, es para lo que sirve MotoGP», explicaba el piloto de Honda.
«Me gustaría que toda la parrilla usara Honda»
Sin embargo, el piloto de Granollers entiende la llegada de estas piezas, de la nueva tecnología, pese a que pueda perjudicar al papel de los pilotos en el paddock: «Cuando llega un punto tan elitista evidentemente los pilotos tienen menos que decir, cuando una moto funciona a la perfección, las otras se ven un poco afectadas. Pero es lo que hay, es la élite del motociclismo y las fábricas invierten mucho dinero. El piloto tiene importancia, pero también la fábrica».
Además, Pol Espargaró sigue trabajando en adaptarse de la mejor manera posible a su nueva Honda. Un trabajo que está llevando más tiempo de lo que se esperaba: «A veces puedes pilotar de una manera increíble y terminas sexto, y dices ¿cómo puede ser? Es lo que hay. Aquí entra el binomio piloto-fábrica. Cuenta todo, moto y piloto, y todo el staff que nos rodea». Sin embargo, incluso bromea con la prensa ante un hipotético campeonato moto marca: «A mí me gustaría que toda la parrilla usara Honda (risas), y así veríamos los pilotos más rápidos cada fin de semana, pero esto es irreal, esto pasa en Moto2 y un poco en Moto3, pero en MotoGP es impensable, es lo que tenemos».
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