
Los motores rugen y los carretes giran. Aunque desde la superficie los casinos y sitios de apuestas parecen no tener mucho en común con los deportes de motor, en cuanto se excava, se descubre una gran verdad. Ambos están orientados a personas que disfrutan de la adrenalina.
Detrás de cada curva de Fórmula 1, MotoGP o rally, hay un creciente interés de los apostadores por quedarse con un poquito del éxito que destilan los equipos ganadores y la forma de hacerlo es a través de chilebets.com, donde pueden encontrar sitios seguros para apostar en sus equipos y pilotos favoritos.
Juego y carreras, dos mercados explosivos
Tanto el mercado del iGaming como el de los deportes de motor mueven toneladas de dinero. La industria del juego online a nivel global sigue en expansión en casi todos los países que llevan un registro del número de jugadores.
Mientras tanto, la Fórmula 1 y el MotoGP baten récords de audiencia gracias a la transmisión en plataformas digitales y a una nueva generación de fans más conectados.
La convergencia es casi inevitable. Las empresas de juego y de apuestas deportivas buscan canales con alto nivel de compromiso emocional, y las competiciones de motor encajan a la perfección.
Su público es apasionado y, a menudo, también tecnológicamente activo. El formato del deporte también acompaña, con carreras en distintos países y un calendario de casi todo el año, lo cual multiplica las oportunidades de exposición para las marcas.
¿Cuánto cuesta auspiciar en la Fórmula 1?
Aunque el sector del juego y el del motor tengan mucho en común, ser parte de la élite de las dos o cuatro ruedas no es para bolsillos flacos. Pongamos el caso de la F1.
Participar en la competición de motor más vista de la tierra, con una audiencia global estimada de 500 millones de personas, tiene un costo. La inversión anual en uno de los equipos top puede ir desde 1 millón de dólares para exposiciones limitadas hasta más de 50 millones de dólares para patrocinios principales o de nivel de socio principal.
Las cifras más altas pueden alcanzar los 100 millones de dólares cuando se incluyen derechos de nombre, dependiendo del equipo y del nivel de exposición. Los niveles de patrocinio van desde el logo en los trajes (bajo nivel) hasta patrocinador oficial, cuando la marca pasa a ser parte íntegra del equipo.
Ejemplos de auspicios de juego en competiciones de motor
Algunas de las asociaciones más importantes durante los últimos años han involucrado a marcas de juego que buscan fortalecer su imagen internacional a través de acuerdos con escuderías de primer nivel.
McLaren Racing, por ejemplo, fue auspiciada por una conocida casa de apuestas en póker, en una alianza que abarcó desde la visibilidad en el monoplaza hasta la creación de contenido exclusivo para los fans.
Por ejemplo, durante el Gran Premio de Mónaco, la marca organizó torneos temáticos y promociones vinculadas al equipo, conectando así el universo del automovilismo con el del juego digital.
Otro caso paradigmático es el de Pragmatic Play, una empresa desarrolladora de juegos y proveedor global de entretenimiento online, que firmó un acuerdo con el equipo Aprilia Racing de MotoGP.
La colaboración incluyó la presencia de su logo en el carenado de las motocicletas y la difusión conjunta de campañas enfocadas en la innovación y la adrenalina compartida entre ambos mundos.
También se han registrado alianzas en categorías menores, como el World Rally Championship y competiciones de turismos, donde la inversión es más asequible y permite a las marcas alcanzar nichos específicos de público.
Una estrategia orientada a los amantes de la adrenalina
La conexión entre los deportes de motor y las apuestas no es casual, dado que ambos comparten una base emocional centrada en la anticipación, el riesgo y la recompensa. Para las marcas, sobre todo las de apuestas deportivas, este paralelismo resulta muy valioso.
En otras palabras, el público que sigue las carreras suele ser receptivo a experiencias inmersivas, a las estadísticas en tiempo real y a la gamificación del espectáculo y por eso resulta lógico que las empresas de juegos de azar o apuestas quieran asociarse con los deportes de motor.
Los patrocinadores del sector del juego, además, aportan una visión más tecnológica y digital al ecosistema del automovilismo. Algunas colaboraciones han incluido desde experiencias de realidad virtual hasta aplicaciones interactivas que permiten a los seguidores seguir la carrera en vivo con datos adicionales, encuestas y trivias relacionadas con los equipos.
La gasolina de las competiciones
El deporte de motor existe gracias a los patrocinios y la venta de entradas, eso no es ninguna novedad. Pagar a los pilotos, a los técnicos y desarrollar mejores coches o mejores motos no es algo que pueda hacerse con pocos recursos económicos.
De hecho, en competiciones como la Fórmula 1 los costes de investigación y desarrollo aumentan cada temporada. Debido a lo anterior, contar con socios fuertes puede marcar la diferencia entre aspirar al podio o quedarse atrás.
Aún así, estos patrocinios en particular también exigen una doble responsabilidad. Las competiciones internacionales deben garantizar que las colaboraciones se desarrollen bajo marcos regulatorios claros y que las campañas promuevan el juego responsable, un aspecto que los organismos deportivos y las propias marcas están empezando a reforzar mediante códigos de conducta y mensajes preventivos.