
La histórica compañía petrolera española volverá al Mundial de MotoGP en 2026.
Repsol prepara su reincorporación al campeonato mundial para 2026, tras un breve paréntesis, aunque con un rol y un escenario radicalmente distintos a los de su emblemática etapa anterior.
Según ha podido conocer Autosport, Repsol no estará vinculada a ningún equipo de la categoría reina, sino que asumirá un papel global como proveedor exclusivo de lubricantes para los campeonatos de Moto2 y Moto3. Este movimiento marca un nuevo capítulo para la marca, que en 2024 puso fin a una de las colaboraciones más longevas y exitosas de la historia del deporte motor junto al Repsol Honda Team. Aquella alianza, forjada en 1995 con pilotos de la talla de Mick Doohan, cosechó un palmarés inigualable: 15 títulos mundiales y 183 victorias.
Un rol distinto
La salida del patrocinio principal de Honda, confirmada durante el Gran Premio de San Marino, parecía cerrar una era. Sin embargo, su alejamiento del paddock será mucho más breve de lo esperado. La ventana de oportunidad se ha abierto gracias a un acuerdo de rescisión anticipada. La firma alemana Liqui Moly, que actualmente ostenta el contrato de lubricante único en las categorías de acceso, ha pactado con Dorna Sports, el titular comercial del mundial, finalizar su relación dos años antes de lo previsto, allanando así el camino para el regreso de la empresa española.
Este estratégico retorno se produce en un momento de gran trascendencia para el campeonato, que afronta una nueva etapa tras la adquisición de Dorna por parte de Liberty Media, el gigante propietario de la Fórmula 1. La nueva dirección ha comenzado a observar y analizar minuciosamente las operaciones de MotoGP. Dan Rossomondo, director comercial de Dorna, ha explicado recientemente la filosofía de los nuevos propietarios: «La gente de Liberty es muy inteligente; saben que tienen algo especial y no quieren estropearlo. Creo que se tomarán el tiempo para entender realmente el negocio y quiénes somos. No intentarán sobrecomercializar el deporte». Este enfoque respetuoso parece buscar sinergias con la F1, pero sin replicar exactamente la misma estrategia.
La vuelta de un patrocinador de tanto peso y tradición como Repsol es, sin duda, un espaldarazo de confianza para el mundial en este periodo de transición. Aunque su papel ya no será el de teñir de naranja y rojo una moto de MotoGP, su presencia como socio técnico global en la cantera de talentos asegura que el icónico logo seguirá formando parte del paisaje del paddock, manteniendo viva una historia de tres décadas de pasión por las dos ruedas.
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