
«No somos incapaces de encontrar el porqué. Ni Yamaha ni yo lo entendemos», explica el español.
Álex Rins y Yamaha no levantan cabeza. Tras un desastroso Gran Premio de Austria, pocas cosas podían ir peor en Balaton Park, Hungría, trazado que se estrenaba en el calendario. En declaraciones recogidas por Manuel Pecino, el piloto español de Yamaha lamentó no haber encontrado el ritmo esperado y se sintió impotente ante una situación que ni él ni los ingenieros del equipo logran entender por completo.
Una situación desesperante
Rins reconoció que el inicio de la carrera principal fue su mayor problema, con un ritmo que no se correspondía con lo que esperaba. A pesar de los neumáticos frescos y el depósito lleno, no lograba bajar de los 1’39. «Me da rabia porque al inicio soy incapaz de bajar del 39 en este circuito. No puedo«, afirmó. La situación, sin embargo, se invierte a medida que avanza la carrera. A medida que los neumáticos se desgastan y el depósito se vacía, su ritmo mejora y consigue mantenerse en 1’38. Este comportamiento, según el piloto, es «un poco inexplicable«.
El español también describió una paradoja en la frenada: su moto solo frena correctamente cuando tiene vibraciones, lo que a su vez genera inestabilidad. «Al inicio no puedo parar la moto. Cuando tengo esas vibraciones es cuando la moto me transmite algo y consigo frenarla. Es malo porque hay mucha inestabilidad y debo frenar muchos metros antes que los demás, pero justamente con esas vibraciones puedo parar la moto«.
«Estamos perdidos y la electrónica lo es todo»
Rins no solo se siente frustrado, sino que también está perplejo ante la falta de respuestas, a pesar de la alta tecnología del equipo. «Al final, después de la carrera, salí del box y estuve hablando con Max y Paolo, y no somos incapaces de encontrar el porqué. Ni yo ni ellos lo entendemos«, confesó.
El piloto atribuyó gran parte de los problemas a la electrónica, un factor que considera crucial. «En esta pista hemos sufrido muchísimo con la electrónica. Estamos perdidos, y hoy en día la electrónica lo es todo. Al acelerar, en comparación con los demás, nuestra moto daba botes».
Para Rins, lo único positivo que saca de un fin de semana tan difícil es la lección de gestionar sus emociones. «Lo único positivo es que he aprendido a aceptar la frustración y a pilotar con ella. Seguimos en la misma línea de no entender lo que pasa y, desde Yamaha, tampoco tienen respuestas«, concluyó.
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