
Kevin Schwantz: “Suzuki siempre ha sido mi familia y la pasión por la velocidad nunca muere”
El campeón del mundo de 1993 repasa su carrera, su fidelidad a Suzuki y comparte su visión sobre los pilotos actuales de MotoGP, entre recuerdos, emociones y su eterno amor por la velocidad.
Kevin Schwantz, leyenda viva del motociclismo, habló en EICMA de Milán con su habitual franqueza sobre su trayectoria para GPONE , los retos que vivió frente a Wayne Rainey y su inquebrantable vínculo con Suzuki. “A finales de 1989 estuve a punto de fichar por Yamaha y en 1992 hablé con Honda, pero al final me quedé donde estaba. Hoy me alegro de que haya sido así. Mi trayectoria con Suzuki duró casi cuarenta años, y para mí es como una familia”, explicó el tejano, dejando claro que su lealtad al fabricante japonés va más allá de lo profesional.
“Competir con la moto más rápida habría sido aburrido”
Schwantz recordó cómo la inteligencia y el instinto eran tan importantes como la velocidad: “Mi Suzuki no siempre fue la más rápida, pero era competitiva. En el 89 era fuerte pero frágil; en el 93, por fin todo funcionó: fiabilidad, consistencia, rendimiento. La velocidad punta no era necesaria; la inteligencia y la valentía eran suficientes”. Entre risas y nostalgia, también revivió su famoso adelantamiento a Rainey en Hockenheim: “Conocía su estrategia, lo obligué a cambiar de trazada y aproveché su rebufo al frenar. Un poco de razonamiento, un poco de suerte… pero sobre todo, instinto”.
“El ADN de darlo todo está en nosotros”
El campeón tejano también compartió su opinión sobre los pilotos actuales, como Marc Márquez, Pedro Acosta o Fabio Quartararo. “Sí, me reconozco en Márquez. Cuando él se fue, todos entendieron lo mucho que Honda sufría y cómo lo compensaba con su talento. Con Suzuki fue similar: otros pilotos eran competitivos, pero nadie podía ganar de inmediato. Darlo todo está en nuestro ADN: a veces funciona, otras veces te hace caer… pero así somos”.
La pasión por la velocidad nunca desaparece
A pesar de los años fuera de la competición, Schwantz mantiene intacto su amor por la velocidad. “Claro que sí. Solo voy a eventos de Suzuki, donde el ambiente está controlado. ¡Pero aún me encanta la sensación de ir al límite, como cuando aceleras a fondo la GSX-8 en Misano y sientes cómo te late el corazón como antes”. Sobre su despedida de las pistas, no oculta la emoción: “Decir adiós a algo que amas siempre duele. De ahí las lágrimas”.
Con un repaso a su carrera, las dificultades superadas y el respeto por los pilotos actuales, Kevin Schwantz deja claro que, aunque los tiempos cambien, la pasión por la velocidad es eterna. “Me encantaría ver a Suzuki de vuelta en MotoGP y probar una moto de nuevo, solo para poder decir: ‘Yo también lo hice’”, concluye el tejano.
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