
Un ajuste en la GP25 rompe el equilibrio de Bagnaia, de acuerdo con Mat Oxley.
El paddock de Mandalika fue un reflejo del contraste que vive Ducati Corse en esta temporada de MotoGP. Mientras la estructura italiana sigue dominando en los números, su piloto insignia, Bagnaia, atraviesa un momento tan inesperado como preocupante. En apenas unas semanas, el campeón ha pasado de ganar con autoridad en Motegi a sufrir uno de los fines de semana más complicados de su carrera en Indonesia, tal y como relata el periodista Mat Oxley en su artículo.
En el cuartel general de Ducati, el trabajo no se detiene. Los ingenieros llevan años perfeccionando una moto que ha marcado una era en MotoGP, liderados por Gigi Dall’Igna y Mauro Graselli. Sin embargo, la perfección técnica parece haber abierto una nueva grieta: encontrar el equilibrio entre la innovación y la sensibilidad de sus pilotos.
Bagnaia, dos veces campeón del mundo, ha sido siempre un piloto de tacto fino y conducción precisa. Su fortaleza radica en el control del tren delantero, una característica que le permite frenar tarde y mantener alta velocidad de paso por curva. Este año, sin embargo, esa confianza se ha visto comprometida. Desde los primeros grandes premios, el italiano ha reconocido que no logra sentir la moto de la misma forma que antes, lo que ha derivado en errores, caídas y resultados irregulares.
Un sistema que cambió el equilibrio
El equipo introdujo para 2025 una nueva versión del dispositivo de regulación de altura, un sistema hidráulico que modifica la posición de la moto durante las fases de aceleración y frenado. Su objetivo es mejorar la tracción y reducir los caballitos, pero también influye en el equilibrio general del conjunto. Aunque sobre el papel representa una mejora, parece haber alterado la forma en la que Bagnaia interpreta las reacciones del neumático delantero, un aspecto clave en su estilo de pilotaje.
Durante las pruebas de Misano, Ducati probó una configuración alternativa más parecida a la del año anterior, y el resultado fue inmediato: Bagnaia recuperó confianza y ritmo. En Motegi, esa mejora se tradujo en una doble victoria que recordó al campeón sólido y calculador de 2022 y 2023. Sin embargo, el efecto no se mantuvo. En Mandalika, con condiciones extremas y un neumático más duro, el equilibrio volvió a perderse.
El ascenso de Aldeguer y la nueva realidad de Ducati
Los datos confirman la magnitud del bajón: Bagnaia rodó más de un segundo y medio más lento que el ganador Fermín Aldeguer, quien firmó su primera victoria en MotoGP y se consolidó como una de las grandes promesas del campeonato.
El contraste entre ambos pilotos simboliza la nueva realidad de Ducati. Mientras algunos, como Marc Márquez, se adaptan con rapidez a cada evolución técnica, otros necesitan una moto que transmita sensaciones constantes. La GP25 es una máquina extremadamente eficaz, pero también exigente.
A nivel interno, el reto de Ducati no pasa solo por mantener su dominio técnico, sino por encontrar un equilibrio que permita a Bagnaia recuperar su confianza. En MotoGP, los límites son tan mentales como mecánicos. Un pequeño cambio en la sensación delantera puede transformar a un campeón en un piloto vulnerable.
Con los próximos grandes premios en Phillip Island, Sepang, Portimao y Valencia, Bagnaia encara el tramo final de la temporada con la obligación de reencontrarse consigo mismo. El talento y la velocidad siguen ahí; solo necesita volver a escuchar al neumático delantero que tantas veces lo llevó a la gloria.
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