
«Ganar aquí es especial después de haberlo hecho en MotoGP en 2008», comenta Rossi tras su victoria en Indianapolis en la ‘Intercontinental GT Challenge’.
Valentino Rossi ha vuelto a escribir su nombre en la historia del motorsport. Diecisiete años después de ganar en el circuito de Indianapolis con dos ruedas, el Doctor ha repetido hazaña, pero esta vez al volante del BMW M4 GT3 del equipo WRT, coronándose vencedor de las 8 Horas de Indianapolis, prueba final del Intercontinental GT Challenge 2025.
La victoria, lograda junto a sus compañeros Kelvin van der Linde y Charles Weerts a los mandos del BMW #46, convierte a Rossi en el primer piloto de la historia en ganar en el templo de la velocidad estadounidense tanto en moto como en coche. Una carrera marcada por condiciones extremas, donde un fuerte temporal con tormentas eléctricas hizo su aparición tras cuatro horas de competición, obligando a los comisarios a mostrar la bandera roja durante más de dos horas.
La estrategia que decidió el triunfo
El equipo WRT supo leer perfectamente la complicada situación meteorológica. Con aproximadamente 1 hora y 32 minutos restantes, la carrera se reanudó bajo safety car con lluvia intensa. Fue entonces cuando la decisión estratégica resultó crucial: el coche #46 realizó una parada anticipada que le permitió resetear el tiempo de stint máximo permitido (65 minutos) antes que sus rivales directos.
Esta maniobra colocó al BMW de Rossi en cabeza cuando la carrera apenas pudo reanudarse con bandera verde, completándose solo dos vueltas en condiciones de competición real antes de la bandera a cuadros. El #46 completó 198 vueltas en un tiempo total de 8:00:16.725, superando por apenas 0.805 segundos al Mercedes-AMG #888, mientras el otro BMW del equipo WRT, el #777, que había mostrado mayor velocidad, tuvo que conformarse con el tercer escalón del podio.
«Ganar aquí es especial después de haberlo hecho en MotoGP en 2008»
Para Rossi, esta victoria representa mucho más que otro trofeo. «Ganar aquí es especial después de haberlo hecho en MotoGP en 2008«, confesó el piloto italiano, reconociendo el valor sentimental de repetir éxito en el mismo escenario después de 17 años. Además, destacó el valor colectivo del logro: «Y estoy contento de haber ayudado a Kelvin a ganar el título».
Esta victoria marca otro punto de inflexión en la transición del nueve veces campeón del mundo hacia el automovilismo. Lejos de ser una simple aventura post-retiro, Rossi se consolida como un competidor serio en la resistencia de máximo nivel, demostrando que su talento para las competiciones motorizadas trasciende el número de ruedas. Indianapolis, testigo de sus glorias pasadas, ha visto cómo el mito seguía creciendo, ahora con cuatro ruedas.
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