El piloto japonés cierra una trayectoria marcada por su vínculo con Honda, sus tres títulos en el BSB y su legado en Superbikes y resistencia.
Ryuichi Kiyonari ha puesto punto final a su carrera deportiva a los 43 años, cerrando una etapa extensa y profundamente relevante dentro del motociclismo internacional. Su retirada marca el adiós de un piloto que dejó huella tanto por sus resultados como por su estilo y por el contexto humano que rodeó algunos de los momentos más significativos de su trayectoria.
El nombre de Kiyonari empezó a ganar visibilidad a nivel global en 2003, en una circunstancia tan excepcional como delicada. El piloto japonés asumió el reto de competir en MotoGP sustituyendo a su compatriota Daijiro Kato, fallecido trágicamente en Suzuka. Aquella situación, marcada por una enorme carga emocional, supuso una de las pruebas más complejas que puede afrontar un deportista, tanto a nivel personal como profesional. Lejos de ser un simple reemplazo circunstancial, ese episodio colocó a Kiyonari en el foco del paddock internacional y evidenció su capacidad para gestionar la presión en escenarios límite.
Honda, una alianza clave en su carrera
A lo largo de su carrera, la figura de Ryuichi Kiyonari quedó estrechamente ligada a Honda, una relación que definió su identidad deportiva y sus mayores éxitos. Fue precisamente bajo el paraguas de la marca japonesa donde alcanzó su etapa más brillante en el Campeonato Británico de Superbikes (BSB), uno de los certámenes nacionales más competitivos y exigentes del mundo.
En ese campeonato firmó un logro al alcance de muy pocos: tres títulos, conquistados en 2006, 2007 y 2010. Estos campeonatos no solo consolidaron su prestigio en el Reino Unido, sino que también reforzaron su estatus como uno de los grandes especialistas en motos derivadas de serie de su generación.
Su paso por SBK también dejó momentos destacados. El año 2008 se convirtió en su referencia dentro del certamen mundial, con victorias en circuitos emblemáticos como Brands Hatch y Donington Park, además de varios podios en Monza. Resultados que confirmaron que su talento no estaba limitado a un entorno nacional, sino que era perfectamente competitivo frente a la élite internacional de la categoría.
Un estilo inconfundible, especialmente bajo la lluvia
Más allá de los campeonatos al sprint, Kiyonari desarrolló una notable carrera en las pruebas de resistencia, un terreno donde la experiencia, la regularidad y la gestión del esfuerzo resultan determinantes. En este ámbito, su palmarés incluye cuatro triunfos en las 8 Horas de Suzuka, una de las carreras más prestigiosas y exigentes del calendario mundial. Las victorias logradas en 2005, 2008, 2010 y 2011 refuerzan su perfil como piloto completo y versátil, capaz de adaptarse a formatos muy distintos de competición.
Uno de los rasgos más recordados de Ryuichi Kiyonari ha sido su estilo de pilotaje, especialmente en condiciones de lluvia. Su capacidad para marcar diferencias sobre asfalto mojado quedó grabada en la memoria de los aficionados, con actuaciones que trascendieron el resultado puro. El Superpolo de Donington bajo la lluvia es uno de los ejemplos más citados cuando se habla de su talento natural en situaciones de baja adherencia, un contexto donde pocos pilotos lograban igualar su confianza y agresividad controlada.
We couldn’t head to Donington Park without rewinding to this iconic Kiyonari moment in the rain ☔️🇬🇧 #UKWorldSBK 🇬🇧 #WorldSBK pic.twitter.com/oAhAHFedGB
— WorldSBK (@WorldSBK) July 9, 2025
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