Pecco Bagnaia y su fin de semana de encrucijada en Phillip Island.
En el pasado Gran Premio de Australia, Pecco Bagnaia era el único piloto regular dentro del box del Ducati Lenovo. Es por eso que muchos focos se centraron en él y en como afrontaría el fin de semana, así de como lo acabaría. En la Sprint no pudo hacer mucho, quedando penúltimo, a pesar de que tenía mejores expectativas que para el domingo, cuando terminó sin clasificar.
«Empieza a derrapar un poco. Y hasta que no estoy recto, no acelera. La curva 6. Para mí no es tracción, porque la tracción se produce cuando estoy levantando. En ese caso no está derrapando. Está derrapando, sí, pero son más bien derrapes y no me hace cerrar», explicaba los problemas de su moto a los mecánicos de su lado del box.
Contaba sus sensaciones a la prensa: «Esta vez tengo una moto que funciona con normalidad. No me siento como en Japón. Me siento como antes, todavía tengo problemas para frenar en la entrada, pero el equipo está trabajando en ello. Están investigando y tratando de entender algo, porque la moto es igual que la de Indonesia».
«Son más bien derrapes y no me hace cerrar»
Llegó un momento en el fin de semana que Bagnaia estaba más enfadado respecto al rendimiento de la moto, concretamente tras la clasificación donde quedó undécimo. «Estamos comprobando los datos, tratando de comprender lo que está pasando, pero nos resulta difícil porque los datos no dejan nada claro. La moto vibra mucho, pero no sabemos por qué», explicaba el piloto de Turín.
Llegaba la hora de la verdad y tanto sábado como domingo fueron muy complicados para Pecco Bagnaia. Él mismo admitió que esperaba que podía caerse en la carrera larga, tal y como pasó. Está claro que las vibraciones en la Desmosedici no le permiten pilotar como quisiera. Incluso pedía de nuevo perdón al equipo, pero ellos se quedaron con lo bueno: Pecco no se había hecho daño en la caída.
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