Desgrana sin filtros los males del paddock actual, denuncia la falta de autocrítica y defiende que solo la victoria justifica la continuidad en MotoGP.
Con la temporada de MotoGP 2025 en plena ebullición, las opiniones más experimentadas del paddock siguen aportando perspectiva sobre el exigente ecosistema en el que compiten los mejores pilotos del mundo. Uno de ellos, Rubén Xaus, dejó declaraciones especialmente incisivas durante el último episodio de Duralavita, compartiendo mesa con perfiles como Izaskun Ruiz, Ricard Jové o Ramón Forcada. El catalán no esquivó temas delicados y lanzó varios dardos con nombre y apellidos, sin perder nunca el foco competitivo.
Xaus fue tajante al analizar el nivel que exige una estructura oficial como Ducati. “Aquí no se viene a hacer carreras bonitas, se viene a ganar campeonatos. En un equipo oficial se exige el título. Y si no lo consigues, fuera”, sentenció. Para él, la exigencia de una fábrica no se mide en buenas intenciones ni en actuaciones puntuales, sino en títulos. Su visión recuerda que el motociclismo de élite sigue siendo un negocio de resultados, donde los méritos deben ir acompañados de victorias.
También lanzó una crítica directa a los equipos satélite como posible refugio de comodidad para algunos: “Hay pilotos que llevan cinco años en equipos satélite sin que nadie les exija resultados de verdad. Eso no puede ser”. En su opinión, la falta de presión real en estas estructuras puede frenar la evolución de ciertos corredores.
Contra el culto a la imagen y la falta de autocrítica
Una parte central de sus reflexiones se centró en cómo algunos pilotos anteponen su presencia pública a su rendimiento. “Esto no va de gustar. Va de rendir. Y quien quiera gustar, que se vaya a las redes”, disparó Xaus, lanzando un mensaje muy claro: la pista debe hablar más alto que el número de seguidores. Para él, el motociclismo se está contaminando por una mentalidad que prioriza la aceptación exterior frente al trabajo interno y la dureza del día a día competitivo.
En la misma línea, criticó duramente la falta de autocrítica entre algunos pilotos: “Luchar contra los mejores te quema, te vacía. Pero también te hace más fuerte si sabes aceptar la verdad. Y en este paddock, muchos no quieren mirarla de frente”. En su opinión, hay quienes no asumen su parte de responsabilidad cuando los resultados no acompañan, y buscan excusas o culpables externos. “Sin autocrítica no hay evolución”, concluyó.
Xaus también cuestionó el papel de ciertos representantes o entornos cercanos a los pilotos: “Hay representantes que no ayudan al piloto, sino que lo protegen demasiado o lo desvían del foco real, que es rendir en pista”. A su juicio, esa sobreprotección impide que muchos jóvenes enfrenten con madurez los baches naturales de la competición.
Márquez, Bagnaia y el factor mental
Xaus también abordó figuras clave del campeonato. Sobre Marc Márquez, fue tajante: “Tiene una cabeza fuera de lo normal. Lo de Marc no es solo talento, es cómo se levanta cada mañana, cómo planifica. Es otra cosa”, destacó, subrayando su capacidad de adaptación y reinvención. Y sobre su hermano Álex, reconoció el mérito de haber sabido crecer a la sombra de un gigante: “Le ha tocado convivir con una figura enorme, y aún así ha sabido construir su camino sin compararse constantemente”.
En cuanto a Pecco Bagnaia, Xaus elogió su regularidad y fortaleza mental: “No le pesa la presión. Ha aprendido a convivir con ella”. También señaló que hay pilotos que, a pesar del potencial, siguen sin dar ese salto cualitativo necesario: “Muchos creen que con entrenar y estar en forma ya basta. Pero esto es una guerra psicológica constante. Y ahí, Marc y Pecco marcan la diferencia”. En este punto, Xaus advirtió que «hay pilotos que están preparados físicamente, pero no mentalmente. Y este campeonato exige mucho más de la cabeza que de los músculos«.
Una voz con autoridad en el paddock
Con un discurso contundente, Rubén Xaus recordó que el motociclismo de alto nivel no es un escaparate de influencers, sino una selva donde la victoria es la única garantía de permanencia. Sus palabras, pronunciadas con conocimiento de causa, invitan a reflexionar sobre hacia dónde camina el paddock de MotoGP en una era dominada por la imagen, la exposición mediática y la fugacidad del éxito.
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