
En 2015, la Molot se presentó como una deportiva ambiciosa e innovadora que buscaba convertirse en la moto más segura del mundo. Por desgracia, el proyecto quedó en el olvido, manteniéndose sólo los prototipos del modelo.
Chak Motors fue creada por Igor Chak, un diseñador ruso apasionado de las motos que lejos de conformarse con lo que veía en el mercado, ideó una superbike capaz de superar a las deportivas más potentes del mercado de su época, además de ser la más segura del mundo. La base sería una CBR 1000RR y estaría dotada de una carrocería totalmente futurista y tecnología hasta entonces impensable.
Un proyecto ambicioso
La denominación elegida sería Molot, que en ruso significa “martillo”. A partir de ahí, Igor fue ideando cómo sería la deportiva más futurista y segura del mundo. El diseño era prioritario, por eso optó por líneas angulosas y afiladas, pasando de un frontal ancho a una trasera más estrecha. Los carenados usaban una gran cantidad de fibra de carbono y aluminio, dos elementos que ayudaban a reducir el peso y aumentar la resistencia.
A ello se unía una batería de iones de litio, más liviana que las convencionales, lo que favorecía una mejor relación peso-potencia del conjunto. La iluminación corría a cargo de un doble faro frontal en posición vertical y un faro trasero escondido bajo el asiento, todos ellos con tecnología LED. El habitáculo se presentaba totalmente despejado, escondiendo los latiguillos metálicos y el resto de cables bajo el tablero, lo que se traduce en una mejor eficiencia aerodinámica del conjunto.

Tecnología y seguridad vanguardista
La Molot contaba con un arsenal tecnológico listo para prevenir accidentes, entre los que destaca el Sistema Predictivo de Frenada de Emergencia (PEBS). Este sistema emplea un radar de corto y largo alcance y una cámara frontal de alta definición para supervisar el tráfico. Ante una desaceleración brusca del vehículo delantero, avisa al conductor mediante luces y vibraciones en el manillar, luego aplica una frenada suave y, si el piloto no reacciona, el sistema interviene con la máxima fuerza de frenado coordinada con el ABS.
Además, cuenta con un control de ángulo muerto basado en sensores traseros que alertan al conductor con luces en el salpicadero o los espejos retrovisores, complementado con vibraciones en el manillar. Otro sistema relevante es el aviso de cambio involuntario de carril, un sistema muy común en los automóviles más modernos que hace vibra el manillar si la moto se desvía sin señalizar.
Por último, la Molot incluía una desconexión de seguridad giroscópica que detecta pérdidas de control como caídas o derrapes y corta temporalmente el acelerador para mitigar el riesgo de empeorar la situación. Y si todo ello fuera poco, Chak Motors incorporó una caja negra, resistente al agua, golpes y calor, que graba y almacena datos y videos todo el tiempo, tanto en marcha como parada.

Un éxito caído en desgracia
El motor y la parte ciclo era lo más normal que se podía encontrar en la Chak Motors Molot. Y es que su motor tetracilíndrico de 999,8 cc derivaba directamente de la CBR1000RR de origen, ofreciendo 179 CV de potencia y un par de 111,8 Nm. El chasis de doble viga estaba acompañado de una suspensión delantera con horquilla telescópica invertida y sistema de frenos Brembo.
Su precio anunciado en 2015 fue de 75.000 dólares, un valor más que considerable para aquel momento. Sin embargo, la moto nunca llegó a producirse. Aun así, muchas de las tecnologías usadas en la Molot se han usado a posterior en motos del segmento trail y GT, demostrando la eficacia de los sistemas de seguridad ideados por Igor Chak.
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