El piloto británico sorprende en Montreal al llegar sobre una Ducati Panigale V4 S, aparcando su habitual MV Agusta y alimentando su conocida pasión por las motos de altas prestaciones.
Lewis Hamilton volvió a acaparar miradas durante el Gran Premio de Canadá, aunque esta vez no fue por lo que hizo en pista. El británico llegó al circuito Gilles Villeneuve pilotando una Ducati Panigale V4 S, dejando aparcada por un momento su ya inseparable MV Agusta F4 LH44. La elección de montura no pasó desapercibida, no solo por el carácter radical de la Panigale, sino también porque aún conservaba los adhesivos del concesionario Ducati Montreal. Como si se tratara de una compra improvisada… o una tentación difícil de resistir.
La escena resulta especialmente llamativa si recordamos el vínculo que Hamilton ha mantenido durante años con MV Agusta. Su edición limitada F4 LH44, desarrollada junto a la marca de Varese en la etapa en la que Mercedes-AMG tenía participación en ella, ha sido su seña de identidad sobre dos ruedas. Un modelo exclusivo, limitado a tan solo 44 unidades, que aún se deja ver ocasionalmente, como ocurrió recientemente durante el Gran Premio de Mónaco. Por eso, verlo ahora al manillar de una Ducati supone un cambio tan simbólico como inesperado.
La Panigale V4 S elegida por Hamilton no es cualquier cosa. Se trata de una de las deportivas más prestacionales del mercado, equipada con un motor Desmosedici Stradale de 1.103 cc, capaz de entregar más de 215 CV y rozar las 13.000 rpm. Cuenta con una electrónica heredada directamente de MotoGP, suspensiones semi-activas firmadas por Öhlins, cambio rápido en ambos sentidos y una parte ciclo de primer nivel. Una moto diseñada para quienes buscan sensaciones extremas sin renunciar a la sofisticación.
Una pasión que viene de lejos
El gesto no es casual. El piloto de Fórmula 1 ha demostrado en más de una ocasión su fascinación por las motos. Una de las más recordadas fue el intercambio con Valentino Rossi en 2019, cuando ambos se subieron a los vehículos del otro en el circuito Ricardo Tormo. Aquel día, Hamilton rodó con la Yamaha M1… aunque terminó con una caída que no empañó su entusiasmo.
Que haya optado por Ducati en esta ocasión podría responder a varias circunstancias. Por un lado, ya no existe vínculo comercial entre Hamilton y MV Agusta, lo que le permite mayor libertad a la hora de escoger marca. Por otro, su actual equipo, Ferrari, no mantiene ningún acuerdo con fabricantes de motocicletas, lo que elimina condicionantes formales. En cambio, Ducati pertenece al grupo Audi, que tiene previsto aterrizar en la Fórmula 1 en 2026 como equipo oficial, un detalle que quizás limite futuras apariciones públicas con motos de la firma italiana.
Sea como fuere, no parece que haya una estrategia detrás de esta elección. Más bien todo apunta a una decisión personal, motivada por el gusto y el deseo de disfrutar de una de las superbikes más codiciadas del momento. No es la primera vez que Hamilton se deja ver sobre una moto, y probablemente no será la última. En los últimos años, su nombre ha sonado como posible inversor en estructuras del Mundial de MotoGP, incluyendo a equipos como Gresini o incluso KTM. Aunque esos movimientos aún no se han concretado, el interés existe y el vínculo emocional con el motociclismo sigue intacto.
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