
Casi la mitad admite que no respeta los límites y uno de cada cinco bebe antes de conducir
Más de 4.000 vidas truncadas en una década. El dato estremece, pero revela una realidad que desde el sector del automóvil y la moto no podemos ignorar: la siniestralidad de los motoristas en carretera sigue creciendo de forma alarmante. Así lo constata un reciente estudio elaborado por Línea Directa junto a Centro Zaragoza, con cifras oficiales recopiladas por la Dirección General de Tráfico (DGT) y publicado en su revista Tráfico y Seguridad Vial.
Los resultados dibujan un perfil claro y preocupante: hombre, entre 40 y 50 años, fin de semana, mes de julio y vías interurbanas como escenario habitual de la tragedia. Un patrón que se repite año tras año, dejando al descubierto la vulnerabilidad de quienes vivimos la carretera sobre dos ruedas.
Velocidad, distracciones y consumo
Las cifras hablan por sí solas. En la última década, los accidentes mortales en moto se han disparado un 74%, triplicando el aumento registrado en turismos. Además, más de 330.000 motoristas han resultado heridos, con más de 30.000 hospitalizaciones. En 2023, más de la mitad de los motoristas fallecidos (53%) dieron positivo en alcohol, drogas o psicofármacos, y en un preocupante 8% de los casos el conductor no tenía permiso de circulación válido. El exceso de velocidad sigue siendo la principal causa, presente en el 29% de los siniestros mortales. Llama la atención que un 12% de los fallecidos no llevaba casco, un dato difícil de asumir hoy día, pero que deja claro que aún existe relajación en la autoprotección básica.
Lo que opinan los propios motoristas
El informe se completa con una encuesta a 1.700 motoristas, que pone sobre la mesa luces y sombras de nuestros hábitos. Casi la mitad admite no respetar siempre los límites de velocidad y un 22% confiesa haber conducido tras consumir alcohol. Sin embargo, también destacan las prácticas responsables: un 98% afirma usar siempre casco y la mayoría recurre a protecciones adicionales como chaquetas, guantes o botas específicas.
En el apartado de mejoras, el colectivo lo tiene claro: infraestructuras en mejor estado, eliminación de baches, cuidado del firme, señalización menos deslizante y barreras de seguridad más protectoras son reivindicaciones históricas.
Formación y respeto
Desde la Fundación Línea Directa subrayan la importancia de reforzar la formación de los usuarios de moto, especialmente de quienes retoman la afición tras años sin rodar. La experiencia es vital, pero las habilidades se pierden sin práctica ni reciclaje. Cursos específicos y concienciación real sobre la vulnerabilidad del motorista son esenciales para revertir esta tendencia.
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