Calificada como la mini RC30, esta deportiva ochentera con motor V4 de Honda es una auténtica pieza de colección para los amantes de las dos ruedas.
La Honda VFR400R NC30 forma parte de la leyenda de la marca del ala dorada durante los años 80. Esta deportiva de 400 cc fue la alternativa menos potente a la icónica RC30. Ahora, una unidad de 1989 perteneciente a la colección Zydyk se subasta sin reserva, ofreciendo una oportunidad única de hacerse con una pieza clave de la historia del motociclismo y con una moto objeto de deseo para los coleccionistas.
La Mini RC30
A finales de los años 80, Honda lanzó en Japón una auténtica maravilla tecnológica: la VFR400R NC30. Esta réplica a escala de la mítica RC30 lucía los icónicos colores blanco, azul y rojo de Honda que distinguían a la superbike de 750 cc que dominó los circuitos y se convirtió en objeto de deseo mundial. La NC30 fue diseñada originalmente para el mercado japonés, donde la legislación limitaba la cilindrada a 400 cc para la mayoría de los usuarios, naciendo así esta deportiva compacta, heredera directa de la tecnología y el diseño de competición de Honda, pero en un formato más accesible y manejable.
El corazón de la VFR400R NC30 es un motor V4 de 399 cc, con doble árbol de levas en cabeza (DOHC), 16 válvulas y distribución por engranajes, una solución técnica reservada a las motos más exclusivas de la época. Este motor, con cigüeñal calado a 360 grados ofrecía una potencia de 60 CV a 12.800 rpm y una línea roja situada en los 14.500 rpm, permitiendo una entrega de par constante y un sonido mecánico inconfundible, casi idéntico al de la RC30.
Además, Honda ofrecía un kit de preparación que permitía aumentar la potencia hasta los 72 CV mediante un sistema de escape específico, carburadores de mayor tamaño y una electrónica modificada. Esto, sumado a un peso en vacío de solo 181 kg, convertía a la NC30 en una auténtica máquina de circuito, capaz de alcanzar velocidades de hasta 210 km/h.
Chasis y Suspensiones de alto nivel
La VFR400R NC30 no solo destacaba por su motor. Su chasis doble viga de aluminio y el icónico basculante monobrazo Pro-Arm, heredado directamente de la RC30, la dotaban de una gran rigidez, mientras que el escape 4 en 1 con salida por el lado izquierdo facilitaba las tareas de mantenimiento y el acceso a la rueda trasera de 18”.
Las suspensiones, con horquilla delantera telescópica de 41 mm regulable en precarga y rebote, y un monoamortiguador trasero progresivo, le otorgaban a la NC30 un comportamiento sobresaliente tanto en carretera como en circuito. Los frenos estaban a la par de las mejores deportivas de la época, con doble disco delantero de 296 mm y pinzas de cuatro pistones, y un disco trasero de 220 mm.
Un Objeto de Deseo
La Honda VFR400R NC30 representa la época dorada de Honda, cuando la marca nipona dominaba con puño firme las competiciones internacionales y demostraba su supremacía en el mundo de las dos ruedas. Esta moto combina la sofisticación de un motor V4 con la agilidad de una deportiva ligera, ofreciendo sensaciones de pilotaje puras, directas y adictivas. A pesar de no ser la versión de 750cc, su exclusividad, historia y comportamiento la han convertido en una de las deportivas más deseadas y valoradas del mercado de clásicas.
La unidad subastada en Iconic Motorbike Auctions es una Type 1 de 1989, el primer año de fabricación. El vendedor afirma que la importó de Japón hace 13 años y que se ha mantenido en estado completamente original. Con 35.709 km en el odómetro y una revisión completa por parte de la empresa de subastas, esta NC30 es una oportunidad única de adquirir una parte importante de la historia de Honda a un precio justo. Actualmente, la subasta está en 4,600 libras, unos 5.400 euros, por lo que se espera que su precio de venta alcance los 7.500 euros.
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