
Los nuevos radares Trucam II son pequeños, difíciles de localizar y muy fáciles de colocar. Por su tamaño, precisamente, resultan un arma eficaz contra los excesos de velocidad, causa principal de una buena parte de las muertes en carretera
Los Trucam II son radares del tipo pistola láser, con unas dimensiones que posibilitan el transporte en las maletas de las motos patrulla y su ubicación en los soportes de estos vehículos. Es la segunda versión de este radar láser utilizado por la Dirección General de Tráfico y cuenta con numerosas mejoras con respecto a su predecesor. Entre otras cosas, permite detectar exceso de velocidad a un kilómetro de distancia, conducción distraída, comprobación de matrícula o violación de la normativa del cinturón de seguridad.
Puede multar a más de mil metros y de noche
Estos nuevos radares no destacan solo por su tamaño. Su avanzada tecnología permite a los Trucam II, por ejemplo, un alcance máximo de 1.200 metros de distancia, según indica la distribuidora Tradesegur, y obtener “imágenes más nítidas a 150 metros de distancia”. Además, son capaces de registrar la velocidad tanto de frente como desde atrás. Y gracias a la luz infrarroja que incorporan (que ilumina la carretera cuando el radar detecta un exceso de velocidad) están preparados para las labores de vigilancia policial nocturna, informa el Servei Català de Trànsit en un comunicado.
Además, la pantalla es capaz de capturar imágenes nítidas independientemente de la luz del sol o el resplandor, disponiendo también de filtro nocturno. A su vez, el láser es capaz de medir velocidades de hasta 320 km/h, tanto en vehículos que se aproximan como en los que se alejan. El radar Trucam II incluye también una tecnología que permite medir el tiempo y la distancia entre vehículos, pudiendo combatir los bloqueadores láser e incorporando cifrado de datos a prueba de manipulaciones.

Tamaño muy reducido
Gracias a su pequeño tamaño se puede utilizar tanto como radar fijo como móvil: mide 21 centímetros de largo, su peso es de 1,6 kilos y tiene una autonomía que oscila entre las ocho y las diez horas. Ha sido diseñado para que resista en cualquier escenario y ante cualquier condición climatológica. Además, puede trabajar sin problemas en un rango de temperaturas que van desde los 60 grados hasta los 10 bajo cero.
Por sus características y por su facilidad de transporte, pueden considerarse radares móviles, pero solo miden la velocidad desde una posición estática. Sin embargo, su diseño los hace muy versátiles, pues se adaptan no solo a las motos, sino también a un trípode o a los soportes específicos de los coches patrulla. Los radares Trucam II, por otra parte, están preparados para realizar controles de velocidad selectivos y, así, examinar solo vehículos determinados (motocicletas, por ejemplo) o aquellos con un límite de velocidad específico, como autobuses o camiones.
De momento el Trucam II solo se utiliza en Catalunya
Solo el Servei Català de Trànsit utiliza los nuevos radares Trucam II. Fuentes de la Dirección General de Tráfico (DGT) descartan que estos dispositivos vayan a utilizarse en el resto de España, al menos a corto plazo. Sin embargo, el organismo sigue preocupado por el ritmo excesivo de algunos vehículos. Según los últimos datos ofrecidos por la DGT, el 30% de las muertes en carretera en 2020 estuvo causada por la velocidad excesiva o inadecuada.
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