
Así son las nuevas GSX-8T y GSX-8TT
Suzuki vuelve a mirar al pasado para dar forma a su futuro más inmediato en el segmento naked. La firma japonesa acaba de presentar sus nuevas GSX-8T y GSX-8TT, dos modelos que rescatan la esencia de las motos desnudas de los años 70 para reinterpretarla con la base tecnológica más versátil y actual de Hamamatsu.
Ambas versiones se articulan sobre la plataforma de media cilindrada que tan buen resultado les está dando: el bicilíndrico en paralelo de 776 cc con cigüeñal calado a 270 grados que ya conocemos de la GSX-8S, la GSX-8R y la familia V-Strom 800. Un propulsor refinado, equilibrado gracias al sistema de doble balancín cruzado, con un tacto lleno de carácter y un rendimiento más que contrastado, premiado incluso como Mejor Deportiva del Año (GSX-8R) y Mejor Naked del Año (GSX-8S) en mercados como Reino Unido.
El chasis, el subchasis y buena parte del esquema ciclo se mantienen fieles a la GSX-8S, una decisión que garantiza ligereza, rigidez y agilidad, pero con una estética que se desmarca por completo gracias a un trabajo de diseño cargado de referencias nostálgicas.
Retro, pero con equipamiento de 2025
A pesar de ese guiño a las décadas de oro del motociclismo naked, estas nuevas GSX-8T y GSX-8TT llegan equipadas con todo lo que se espera de una moto moderna. No faltan modos de conducción, control de tracción ajustable, quickshifter bidireccional, ABS y una instrumentación TFT a color que ofrece información clara y precisa, además de una práctica toma USB-C de serie para no renunciar a la conectividad.

Suzuki ha revisado además algunos detalles para reforzar la personalidad retro: ambas montan un nuevo depósito de 16,5 litros con formas más redondeadas, tapas laterales específicas, un asiento rediseñado y un manillar elevado con retrovisores en los extremos, detalles que recuerdan a las naked de hace cinco décadas. El frontal integra un faro LED de diseño redondo que, en el caso de la versión TT, se acompaña de una pequeña cúpula cuadrada y un carenado inferior que evocan la estética de las Suzuki Yoshimura GS1000 que marcaron época en los circuitos a finales de los 70.
Diferencias sutiles pero efectivas
Aunque comparten base técnica y electrónica, cada versión tiene su propia personalidad. La GSX-8T se muestra más limpia y minimalista, perfecta para quienes buscan una naked con sabor retro sin añadidos. Por su parte, la GSX-8TT añade ese frontal semicarenado, un asiento de perfil más plano y detalles de inspiración racing que la alinean visualmente con las máquinas de resistencia clásicas.
En cuanto a suspensiones, ambas recurren a horquillas invertidas KYB y amortiguador trasero de la misma marca, pero las barras se diferencian por su acabado: doradas para la T y negras para la TT. Los frenos quedan a cargo de discos delanteros de 310 mm con pinzas Nissin de anclaje radial y un disco trasero de 240 mm, idénticos a los de la GSX-8S.
Colores y precios: sabor vintage al gusto
Suzuki también ha cuidado la paleta de colores para reforzar la personalidad de cada versión. La GSX-8T se ofrece en Candy Burnt Gold, Metallic Matt Steel Green o Metallic Matt Black, tonalidades que combinan perfectamente con el espíritu clásico de la moto. En el caso de la GSX-8TT, las opciones se limitan a dos esquemas bien definidos: Pearl Matt Shadow Green con llantas doradas y Glass Sparkle Black con llantas rojas y gráficos en rojo y dorado.
En cuanto al precio, la GSX-8T partirá de unas 9.599 libras en Reino Unido (alrededor de 11.000 euros estimados en nuestro mercado, a falta de confirmación oficial), mientras que la GSX-8TT sube ligeramente hasta las 9.999 libras. Se espera que ambas lleguen a los concesionarios europeos a lo largo de las próximas semanas.
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