
En un nuevo programa de Locos por las Motos, Ana Carrasco cuenta cómo fue la historia de su recuperación. Ha pasado por una lesión que ha marcado su carrera, pero que no ha impedido volver a verla este año en el cajón más alto de un podio.
Las lesiones son una de las partes más duras del deporte, y en ocasiones, llegan a marcar puntos de inflexión. Ana Carrasco tiene su propia historia, siendo la primera mujer en ganar un título de motociclismo en el Mundial de Supersport 300 de 2018. Lleva a sus espaldas un campeonato y siete victorias en total, dejando ver el inicio de una larga estela que le queda por delante. Sin embargo, también carga con ella algo de gran peso y de marca profunda: la dura lesión sufrida en unos entrenamientos en Estoril el pasado año.
Todo aquel que conoce a la joven murciana sabe de buena tinta lo mucho que trabaja y la dedicación que pone a todo. Su telón de fondo con la recuperación ha sido complicado y tras largos meses de incesante trabajo, Ana Carrasco volvió a lo más alto saboreando una de las victorias con mayor significado de su carrera deportiva en segunda ronda de la temporada en Misano, siendo la cuarta carrera desde su regreso. La mayor emoción vino reviviendo el pasado, recordando el calvario de una aparatosa lesión de la cual se desconocía su tiempo de vencimiento. En una entrevista en exclusiva en el programa de Locos por las motos con Sergio Romero, cuenta cómo ha sido todo el proceso hasta su victoria en Misano.
No es la primera vez que hace mención a la magnitud de la caída, que califica de «caída tonta», pese a las duras consecuencias que finalmente tuvo. «En realidad no fue ni a mucha velocidad, ni muy fuerte. Me he caído mil veces y he tenido caídas peores, pero al fin y al cabo tuve mala suerte y me hice daño», cuenta. Los momentos posteriores fueron bastante complicados, el dolor, la incertidumbre y pasar por quirófano.
Sin embargo, Ana fue capaz de emplear una de sus mejores armas buscando la motivación en volver, pero sin prisas. «Me lo intenté tomar con calma. Al principio fue todo muy lento, no podía ni ducharme sola ni hacer nada sola. Fue todo muy progresivo. Pero es verdad que cuando empecé a sentirme más activa y podía hacer más cosas, también fue más fácil el estar motivada y que cada semana fuera aumentando el plan de entrenamiento. Creo que tuve la suerte de algún modo de que me pilló al final de temporada y no tenía la prisa de tener que volver cuanto antes. Siempre veía el inicio de 2021 como muy lejos».

Además, las consecuencias que dejó la pandemia en el calendario retrasando constantemente el inicio de la temporada le favoreció en su plan de recuperación. «Siempre pensé que llegaría a tiempo de recuperarme para la primera carrera. Tuve suerte que fueron retrasando el inicio de la temporada y fui ganando tiempo. Puesto que de enero al inicio de la temporada sí fue una época más difícil desde la segunda operación. Luego empecé a ir en moto y tuve problemas de visión con las cervicales y el cuello. Ahí veía que íbamos un poco justos. Pero al retrasar carreras llegué a Motorland en buenas condiciones».
Pero antes de la primera ronda del campeonato en Aragón, una de las grandes imágenes la dejó volviendo a subirse sobre su Kawasaki Ninja 400 en Montmeló para probarse. «Fue raro, porque después de una lesión siempre tienes dudas. Pero me sentí bien. Mejor de lo que pensaba que iba a ir. Desde el principio pude hacer tiempos rápidos… me sentía bien pilotando. Es cierto que me cansaba mucho y tenía dolores, pero iba rápido y al final lo importante era no haber perdido esa velocidad».
Una menor fuerza ha sido una de las repercusiones que ha tenido la lesión en el pilotaje de Ana, «pero al final creo que conocer tanto la categoría, la moto y al equipo, son cosas de las que me puedo olvidar y puedo centrarme más en cómo ir rápido y encontrar soluciones a los problemas que voy teniendo».

Aunque también tiene un gran incentivo a la hora de trabajar, con la ayuda y confianza de Joan Lascorz en el entorno más cercano del equipo. «Todos en el equipo han intentado ayudarme lo máximo que han podido y con las mismas ganas que yo de volver a las carreras. Con Joan me he sentido muy bien desde que llegó. Aporta muchas cosas porque tiene experiencia y entiende muy bien qué se necesita para ir rápido. Está siendo una pieza fundamental a la hora de buscar soluciones para ir rápido siempre».
Con todo este agregado de emociones, dificultades y motivación, bajo el mejor respaldo, Ana Carrasco fue capaz de volver a hacernos vibrar ganando en Misano con la mayor satisfacción posible. Y con una gran naturalidad muestra sus ganas de seguir sumando éxitos. «Ha sido una de las victorias más importantes porque todo lo que habíamos conseguido antes cuando tienes una lesión queda en pasado. Y luego hay que volver a conseguir todas esas cosas, que nunca es fácil. Haberlo conseguido tan pronto nos da un poco de vida y de opciones de pensar un poco en pelear por el título. Llevamos cuatro carreras, hay tiempo y ya hemos conseguido ganar. Ahora lo importante es intentar repetirlo y estar siempre en esas posiciones».
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