
Con el mundial de Mir de MotoGP, se abre debate acerca del «valor» del mismo por la forma en que Suzuki ha conseguido sus siete campeonatos mundiales de la categoría reina en toda su historia. Veamos.
La etapa dominadora de Suzuki
A principios de los años 70, los pilotos de Suzuki corrían el mundial de 500 cc con las TR 500 (derivadas de la bicilíndrica T500 de carretera), consiguiendo una moto rápida y fiable. Sin embargo, era ya una moto limitada a unos 80 cv y poco competitiva frente a las nuevas Yamaha OW20 que el malogrado Saarinen había mostrado en 1973.
Suzuki, con la clara intención de ganar el mundial de 500cc, ficha a Sheene en 1973 y al mismo tiempo, realiza un esfuerzo y desarrolla la RG 500, con un nuevo motor 4 en cuadro refrigerado por agua y con 100 cv de potencia, que entrega a Barry Sheene para su puesta a punto y desarrollo. Empiezan a correr el mundial en 1974. Con una temporada de prueba, los resultados van llegando hasta que en la temporada 1975, Sheene vence en Holanda y Suecia.

Para la temporada 1976 Suzuki se retira y el esfuerzo de gestión y desarrollo queda en los equipos, básicamente el Britain e Italia. Pero hasta ese momento, fue el equipo de Sheene quien hizo toda la labor de desarrollo: la RG 500 era claramente «la moto de Barry Sheene», incluso los prototipos de Suzuki llegaron a dormir en el garaje de la casa de Sheene.
Como consecuencia a todo este trabajo, Barry Sheene, no sólo consigue para Suzuki sus dos primeros campeonatos mundiales en 1976 y 77, sino que barre literalmente a la competencia, ganando 14 de las 21 carreras de las dos temporadas.

En 1977 el equipo oficial Yamaha lo componían Cecotto y Baker siendo el canadiense el subcampeón del mundo tras Sheene. Pero, en realidad, Yamaha estaba preparando el desembarco de Roberts y Yamaha USA para 1978. Desembarco exitoso ya que Roberts y Yamaha vencieron los siguientes campeonatos mundiales de 1978, 79 y 80.
Estos tres años produjeron una situación paradójica: La Suzuki RG 500 era la moto que dominaba la parrilla. Y además, puso a disposición de los pilotos privados una RG 500 competitiva capaz de hacer podios y ganar carreras, cosa que consiguieron. Lamentablemente, esta política iba en contra de los intereses de Barry Sheene, que veía cómo Yamaha se centraba en Roberts, mientras que los puntos del mundial de Suzuki se repartían entre Sheene, Mamola, Ferrari, Hennen, Luchinelli, Hartog o Van Dulmen.

Motivo por el cual Sheene abandona Suzuki y se pasa a Yamaha para la temporada 1980. El mundial del 80 fue un ejemplo de cómo los pilotos de Suzuki se quitaban puntos los unos a los otros y acabaron “regalándole” a Yamaha y a Roberts el mundial. Los dos siguientes campeonatos mundiales de Suzuki se consiguieron en 1981 y 82, primero Luchinelli y luego Uncini. Mundiales de mérito ganando a las Yamaha de Roberts, Crosby y a la nueva llegada, la Honda de Spencer de tres cilindros NS500.
El final de la etapa dominadora de Suzuki
Sin embargo, pronto la RG 500 se fue quedando obsoleta y desapareciendo de las parrillas de 500 cc. Los equipos de fábrica de Honda y Yamaha se centraban en sus pilotos oficiales… mientras Suzuki abandona el desarrollo de la RG500.
Suzuki ganó con la RG 500 cuatro campeonatos mundiales de pilotos (76, 77, 81 y 82) y siete mundiales de marca (del 76 al 82) a base de ingenio y siendo tecnológicamente mejores que sus competidores. Y Sheene desplegó todo su talento y valor como piloto para conseguirlos. Después del mundial de Uncini, hubo que esperar 11 años para volver a ver una Suzuki campeona del mundo.
La etapa épica: el mundial de Schwantz
En 1988 aparecen la Suzuki Pepsi y Kevin Schwantz en el mundial para luchar contra el dominio de Honda, pero sobre todo por el de Yamaha y el intratable Rainey. Kevin Schwantz protagonizó parte de la historia más competitiva del mundial de 500 cc. Formó junto a Gardner, Lawson, Rainey y Doohan el quinteto de pilotos que nos ofreció las más intensas, épicas y apasionantes carreras del mundial que hayamos podido ver.

Cinco de la septiembre de 1993. GP Mugello. Matemáticamente, Kevin Schwantz se proclama campeón del mundo a falta de 3 carreras, con un promedio de casi 18 puntos por carrera. El accidente que dejaba fuera de juego a Rainey despejaba el mundial para Schwantz. Rainey venía de ganar consecutivamente tres campeonatos mundiales de 500 cc… Siempre quedó la duda de qué es lo que habría pasado de haber podido terminar el campeonato Rainey.
Sin embargo, el título de Kevin Schwantz de 1993 no es un episodio casual. Los cuatro años anteriores Schwantz subió al podio del mismo en dos ocasiones y en otras dos hizo la cuarta posición. Es decir el mundial del 93 fue un mundial buscado, trabajado y absolutamente merecido. Independientemente de que la caída de Rayney en 1993 le facilitara el triunfo al tejano.
El mundial de 1993 de Schwantz es sobre todo un premio a un piloto que siempre estuvo por encima de las posibilidades de su moto ya que sin duda las Yamaha y Honda contra las que competía eran mejores motos que su Suzuki.
Las cosas cambian para Suzuki: el mundial de Kenny Roberts Jr
Diecisiete años después, en octubre del año 2000, Kenny Roberts Jr. se proclama campeón del mundo con la Suzuki, con un promedio de 16 puntos por carrera. Suzuki, claramente superada por Honda y Yamaha habitualmente, tuvo que esperar el momento adecuado: que Suzuki consiguiese una moto equilibrada y que sus dos rivales estuvieran en debilidad. Y eso sucede en el año 2000.
Roberts Jr se impone al rookie Rossi, recién fichado por Honda y «puesto» en un equipo satélite (el Nastro Azurro). Roberts Jr se beneficia también de un mal año de Crivillé que debía revalidar título. Pero no pudo ser. Crivillé sufrió mareos, desvanecimientos y malestares que finalmente le llevaron a la retirada unos pocos años después. En el año 2000 Alex Crivillé ya estaba desactivado como piloto para renovar su mundial.

La victoria de Suzuki con Roberts Jr no tuvo la carga épica que sí tuvieron los títulos de Shenne y de Schwantz: ni tampoco los rivales, los antecedentes, y el contexto. Sin duda, Roberts Jr fue el mejor porque consiguió más puntos que el segundo y pudo disfrutar de una Suzuki equilibrada y competitiva.
De forma inesperada, Suzuki vuelve con el mundial de Joan Mir
20 años después del mundial de Roberts Jr, en noviembre del año 2020, Joan Mir se proclama campeón del mundo de Moto GP. Un mundial extraño y atípico, muy afectado por la COVID-19, que ha obligado a correr un mundial en unas circunstancias muy complicadas (menos carreras, repeticiones de circuitos, en general, temperaturas más frías…).
Y además y por si fuera poco, éste es el contexto con el que se ha encontrado Joan Mir:
- La lesión de Marc Márquez.
- La guerra civil de Ducati que ha desactivado al equipo y muy especialmente a Dovizioso
- Todos los problemas técnicos de Yamaha que han acabado afectando a todos los pilotos oficiales, excepto al menos oficial de todos, Morbidelli.

La temporada 2020 ha sido la temporada de supervivencia y Joan Mir ha sido el mejor superviviente: regular (siete podios) , constante y cuando ha hecho falta, rápido para ganar (una victoria). Eso sí: ha conseguido el mundial con con la menor producción de puntos, apenas 12 por carrera, el menor en la historia de los mundiales.
Con Mir ha sucedido lo mismo que con Roberts Jr, que llegase el momento en que Suzuki consiguiera una moto muy equilibrada, tener una competencia «en horas bajas» y evidentemente, un piloto con talento que supiera aprovechar la ocasión.

En la temporada 2020, Mir ‘ha sido el más listo de la clase’. Sin duda. Pero la clase, este año, ha tenido un nivel bajo. Esa es la realidad. Pero también es verdad que ahora hay muy buenas expectativas en Suzuki para el 2021: dos buenos pilotos, una buena moto y mucha ilusión. ¿Lo suficiente como para pensar que el octavo título de Suzuki no tendrá que esperar otros 15 o 20 años?
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