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MOTOSAN | MOTOGP, MOTOCICLISMO Y COMPETICIÓN. "Life is Racing"

Márquez: “Es más fácil inspirarse en el motocross para conducir en asfalto que al revés”

21 May. 18 | 19:53
Foto motogp.com

El motocross no sólo marcó los inicios de Marc Márquez con el motor, sino que le ha ayudado a sembrar el estilo tan característico que ejecuta encima de la moto. Convirtió esa inspiración en otra forma más de entrenamiento, adaptando el estilo de la disciplina a las pautas de MotoGP.

Cuando lees el nombre de Marc Márquez lo primero que se te viene a la mente es él sobre una moto. Cruzando la línea de meta, rozando el hombro con el asfalto como si fuera la mismísima sombra de una curva, jugando con la gravedad salvando una caída o ganando uno de sus seis títulos mundiales. Escenas que responden, todas ellas, a una única pasión: la moto. Viviendo para ella, le gusta probarse. Y ahí aparece el motocross, la disciplina que le enseñó a amar el motor y que hoy utiliza para mejorar en lo que más sabe.

Criándose cerca de Bellpuig, su relación con el motocross no tardó en llegar, empujado por el ambiente en el que se movía su familia. Sus padres eran voluntarios en Moto Club Segre, lo que le hizo estar inmerso en ese mundo desde niño: “¡Recuerdo escribir mi lista de Navidad y pedir una moto para hacer saltos! Mis primeros recuerdos de esta época es haber visto a Stefan Everts y Mickaël Pichon en Bellpuig. Creo que fue en 2001, Pichon conducía la Suzuki con el número 2”, recuerdos que cuenta con ilusión en una entrevista para la revista Moto Journal GP Plus.

En ese entorno, el de Cervera no podía concebir otra cosa: “Hasta los ocho años, solo pensaba en motocross. Quería correr”. Empezó a hacerlo y no tardó en llegar una propuesta formal: “Un día, en Rufea, un hombre le dijo a mi padre “Inscribe a Marc, tiene una buena velocidad para tomar curvas”. Entonces, lo hice … y al principio no me gustó. La moto era alta, yo era demasiado pequeño, pero aun así gané la carrera. Me convertí en campeón de Cataluña y ya estaba soñando con el campeonato de motocross de España. Un año después, mi padre recibió una propuesta para mí y así comenzó…”.

Foto: Red Bull

Las competiciones se convirtieron en una actividad familiar. Aunque las carreras fueran en domingo, su familia se iba los sábados por la tarde en una vieja caravana que enganchaban al coche y en la que guardaban las pequeñas motos. Después acampaban allí, ese día a día se convirtió en su modo de vivir: “Era como una filosofía, una forma de vida”.

Pidiendo una moto de saltos por Navidad, se enganchó al motocross precisamente por eso, por los saltos, acordándose de la primera vez que rodó en Bellpuig y realizó el que se encuentra justo en el túnel, una sensación que compara con echar el estómago por la boca, algo que, no obstante, le encanta. Ese sentimiento, la adrenalina, aún la siente: “Siempre sucede, depende de la pista. Incluso en MotoGP pasa. En las primeras cinco vueltas del viernes en Mugello, cuando llegas al final de la recta [ a más de 350 km/h], te quedas sin aliento”.

Todo lo que aprende de la disciplina lo adapta a MotoGP: “Es extraño, porque cuanto más rápido conduzcas en motocross, menos tiendes a notar los baches y es más fácil … En MotoGP eres más consciente del límite, mientras que en motocross siempre tienes la impresión de que puedes ganar velocidad. A veces siento que voy súper rápido … ¡entonces llega García [ Josep García, campeón mundial de Enduro] y bam! Luego otro corredor, ¡y boom! Siempre están al acecho y eso te empuja a atacar aún más.” El motocross, explica, es tan físico que absolutamente tienes que estar en perfectas condiciones. De lo contrario, no puedes mejorar tus tiempos de vuelta: “Eres consciente del peligro de tratar de encontrar el límite. Esta es la razón por la cual durante la temporada no monto demasiado en motocross. No se puede decir a una casa como Honda: “Sí, voy a hacer mucho motocross para entrenar …”  Así lo practica poco, pero las sensaciones que encuentra haciéndolo no las encuentras de otro modo: “Ni en dirt-track ni en asfalto. Cada giro es diferente y la elección de la trayectoria te ayuda a aprender a improvisar y también a adaptarlo a MotoGP”. 

Foto: Red Bull

El riesgo que conlleva su práctica fue una de las razones por las que abandonó la disciplina. Profesionalmente, claro, porque no ha dejado de verlo además de incorporarlo a su entrenamiento: “El Campeonato de Supercross de Estados Unidos se celebra a principios de año y me levanto todos los domingos por la mañana para ver dónde y cómo puedo ver la carrera. Es increíble ver la técnica, lo que pueden hacer con la moto y trato de inspirarme viéndolos”.  Le gusta analizar el estilo de cada piloto, su forma de rodar: “Puedes ver que alguien como Eli Tomac es más agresivo y físico en comparación con la técnica de Marvin Musquin, por ejemplo. Al final, sus tiempos solo están separados por una fracción de segundo”.

De ese aprendizaje, ha aprendido a mejorar el control de la moto en situaciones diversas, mejorando su capacidad de adaptación: “Cuando entreno en motocross, estoy un poco estresado porque siempre se me mueve la moto en todas direcciones. Pero realmente me sirve para MotoGP, donde puedo sentirme más tranquilo incluso cuando la moto no deja de moverse”. Se trata de un entrenamiento que le gustaría convertir en algo más: “Tan pronto como haya carreras aquí en Rufea o Bellpuig, quiero correr”. Lo ve como una experiencia en la que vive muchas carreras en una: “Puedes pelear, perder en un momento energía o ritmo, puedes caerte, luego levantarte y volver a la pelea y enfrentarte mucho con otros pilotos durante varias vueltas”.

En esa afición, cobra especial importancia José Luis Martínez, campeón de España de MX2 en 2011: “Fue una ayuda tener a José a mi lado. Estuvimos entrenando juntos durante dos años antes de que comenzara a trabajar con nosotros en 2013. Al principio iba mucho más rápido, pero ahora me estoy acercando cada vez más. Y ese es el objetivo: tener un modelo que te estimule”. Esa estimulación le ha llevado, también, a crear el Allianz Motor Camp, un campamento dirigido a niños que están empezando a pilotar en el que enseña el offroad: “Creo que es más fácil inspirarse en el motocross para conducir en asfalto que al revés”.

Quién conoce a Márquez, dice que no tiene límite. Cabe pensar qué habría hecho de haberse dedicado al motocross y no a la velocidad. Él responde claro: “Al nivel que tengo en velocidad no creo que llegara. Además, la historia es un poco distinta para los pilotos de motocross españoles que para los pilotos de velocidad. Mira a Jorge Prado (promesa del MX en España) que para progresar tuvo que mudarse a Bélgica cuando aún era muy joven. En España, puedes ver a niños muy rápidos en MX, pero para llegar a un nivel más alto lo tienen más difícil. Veremos si el Campeonato de Europa de MX puede tener un efecto positivo”.

Ve esa dificultad y se siente afortunado. A él le vieron ya de pequeño y le ficharon, le ayudaron a poder ser Marc Márquez. No olvida esa suerte y la agradece, vive el motocross, pero sabe que él nació para la velocidad, para MotoGP. Y esa es la cosa, que tuvo suerte, pero es que el talento siempre estuvo por delante.