Una relación fallida que dejó una marca imborrable.
En la historia de MotoGP, pocos movimientos han generado tantas expectativas y, al mismo tiempo, decepciones como el fichaje de Valentino Rossi por Ducati en 2011. Un piloto italiano en una moto italiana parecía el sueño perfecto, pero este idilio rápidamente se convirtió en una pesadilla que duraría dos años. Ahora, con más de una década de perspectiva, los entresijos de esta fallida colaboración han salido a la luz gracias a testimonios como los del jefe de mecánicos Juan Martínez en el documental “La vida en rojo” de DAZN.
Desde el principio, las cosas no fueron como se esperaban. Ducati depositó todas sus esperanzas en Rossi, viéndolo como el salvador de una situación que, aunque no crítica, requería mejoras. Sin embargo, según Martínez, “el problema principal de la experiencia con Valentino Rossi fue que llegó a Ducati como un fenómeno que podía salvar a Ducati, pero eso no fue así”.
La Desmosedici GP11, diseñada por Filippo Preziosi, no estaba a la altura. Loris Capirossi llegó a describirla como “la peor moto que podía haber tenido en su vida”. Martínez explicó que la moto había sido concebida originalmente sin un chasis perimetral, pero la llegada de Rossi llevó a un cambio radical: “Se intentó convertir una Ducati en una Yamaha”. Este intento de adaptación, sin embargo, fracasó.
Hasta siete versiones diferentes de la moto
El técnico español reveló que en los dos años de Rossi en Ducati se crearon hasta siete versiones diferentes de la moto, pero el resultado siempre fue el mismo: decepciones. “El chasis perimetral de aluminio, integrado en un motor que no estaba concebido para ello, hizo que la moto fuese especialmente ancha, limitando el movimiento de los pilotos y lastrando su rendimiento”, comentó Martínez.
Las tensiones no tardaron en aparecer. Desde la fábrica hasta los medios, la presión era inmensa. Martínez recuerda cómo “se movieron los cimientos de la propia empresa”, con ducatistas acérrimos criticando el rendimiento de Rossi. Incluso tuvieron que bloquear las redes sociales por la avalancha de comentarios negativos que afectaban a todos los niveles de la estructura, desde Domenicali hasta los técnicos de base.
La concentración excesiva en Rossi también dejó de lado al segundo piloto, Nicky Hayden, una decisión que, según Martínez, perjudicó al equipo: “Cuando olvidas al segundo piloto estás prescindiendo de la competencia interna, y eso repercute negativamente en el rendimiento del primero”.
El fracaso culminó con la salida de Filippo Preziosi y la llegada de Bernhard Gobmeier, un cambio que Martínez califica como traumático. Gobmeier, desconocedor de la cultura de Ducati, implementó cambios que, según el técnico español, faltaron al respeto al trabajo realizado por el equipo base. A pesar de este capítulo agridulce, Martínez rescata algo positivo de su paso por Ducati: “Me mostró lo importante que es la pasión y me ayudó muchísimo a crecer profesionalmente”.
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