Segunda parte de nuestra entrevista a Dennis Noyes. En la primera parte analizó la actualidad de MotoGP y en esta segunda parte se centra en su lado más personal. No os perdáis la reflexión final tras sus años de profesión.
Pregunta. ¿Cuándo tuviste el primer contacto con el mundo del motor? Respuesta. Aunque nací en Chicago, viví toda la juventud y adolescencia en un pueblo pequeño de Illinois en la frontera entre los estados de Illinois e Indiana era un pueblo relativamente cerca de Indianápolis. La influencia de las 500 Millas de Indy era enorme. Los profesores del colegio nos llevaron en autobús a Indy para ver los entrenamientos.
La edad mínima para correr en stockcars en los circuitos de media milla de tierra era de 21, pero falsifiqué un documento y empecé a correr con los 18 años. Empecé con un Ford V8 (3,99 cc) de válvulas laterales y cambié a un monstruo de la categoría de ¨Modificados¨ con motor Chrysler V8 de casi 6 litros metido en un chasis de un Ford de 1910 y con carrocería de Plymouth 1934. Corrí con el Plymouth/Chrysler/Ford #88 durante dos veranos.
Solía clasificarme para los finales pero mi mejor resultado después de tres años era un cuarto aun así se ganaba más acabando dentro de los primeros seis en carreras de la categoría de modificados que trabajando una semana en las fábricas que era la otra opción. No sabía nada de motos. Intentaba combinar estudios universitarios con carreras de stockcars pero era imposible. Así dejé los coches y me dediqué a los estudios, concretamente literatura americana. No pensaba nunca volver a los circuitos y hasta cumplir los 25 años, nunca había subido en una moto.
P. ¿Qué te daba España que no tenían otros países para decantarte por venir aquí? R. Como era obligatorio hacer dos años de un idioma en la universidad, opté por español porque ya sabía cuatro palabras aprendidas de los mexicanos que subieron a mi pueblo para trabajar en las cosechas, pero no me entraba el idioma y mi profesor cubano me dijo que no quería estropear mi promedio de buenas notas con un suspenso y me propuso una alternativa.
Me daba un “incompleto provisional” a cambio de hacer los exámenes después del verano y me dio un consejo: “vete a México con muy poco dinero, e intenta aprender a base de no decir ni una sola palabra en inglés durante todo el verano. Si preguntan por tu nacionalidad,” me dijo, “di que eres noruego o ruso o algo del estilo.” Después de un verano en Guadalajara, Jalisco, volví a la universidad cambiado en muchos sentidos y hablando suficiente español para sacar un sobresaliente en el idioma. Y esto me abrió puertas.
Trabajé un verano en Caracas como periodista es una historia larga, conseguí una beca para estudiar ecología tropical en Costa Rica y, después de graduarme, empecé estudios posgraduados en Michigan, pero lo dejé después de un semestre y decidí tomar un año libre para viajar, primero a Guatemala donde trabajé como profesor de inglés fue allí donde me hablaron de España y así durante el invierno de 1965-66 aterricé en Madrid para acabar dando clases en Barcelona donde descubrí la moto y todo cambió. El ambiente de motos en España aun antes de la primera victoria de Salvador Cañellas y el primer título de Ángel era casi hipnotizante, al menos en mi caso. Si no hubiese sido por las motos hubiera vuelto a USA, aunque es difícil imaginar mi vida sin España y sin motos.
P. Has dedicado prácticamente toda tu vida al motociclismo desde diferentes aspectos. Si solo pudieras quedarte con uno de esos roles, ¿cuál sería? R. Mi época de probador de motos, sobre todo los años como jefe de pruebas en Motociclismo, era un sueño hacer pruebas mensuales de 10,000 kilómetros poder convivir con una moto durante un mes ya fuera una Ducati 24 Horas, una Morini 350 o una Laverda Jota o hasta una OSSA 250 “Económica” era una experiencia absorbente. Intentaba analizar y caracterizar correctamente cada moto sin exagerar méritos y sin hacer caso omiso de las deficiencias.
P. ¿Crees que se lleva más fácil ser padre de un piloto cuando estás tan ligado al motociclismo? R. Indudablemente. A mi padre les horrorizaba que yo corriera en coches y motos. Nunca hablábamos de ello. Era como un secreto a voces. No sé lo que hubiera pensado mi padre que era corresponsal de guerra y murió muy joven cuando yo tenía nueve años. Lo difícil era ser comentarista en carreras de Kenny, pero en RTVE sólo trabajaba en MotoGP así sólo me tocó comentar una carrera suya del CEV.
P. Con Kenny te ha tocado vivir momentos difíciles, ¿cómo lo recuerdas ahora que todo ha ido a mejor? R. No quería que Kenny fuera corredor de motos. Le entrenaba como jugador de béisbol. Jugó en la selección española de Little League en los campeonatos de Europa de 1990 y yo fui el entrenador del equipo, pero lo suyo era la moto, y una vez que entendí que era realmente la pasión de su vida, le ayudaba todo lo posible.
Empezó como piloto de Flat Track en USA pero, después de ganar el título de singles 450cc de Formula USA le salió una oferta en España por parte de un amigo. Parecía una locura empezar en velocidad con 22 años, sin haber apenas rodado sobre asfalto. El progreso de principiante a ganador de carreras CEV, a piloto en el Mundial de Moto2 y de campeonato FIM-CEV de SBK era tremendo. Todos los que estamos en las carreras sabemos que la muerte o algo muy parecido puede estar siempre esperando en la próxima curva.
La caída de Kenny en Aragón hubiera sido anecdótica si no fuera la mala suerte de recibir un golpe seco de su propia moto. Me acuerdo de hablar con el médico en el circuito que me contó las cosas como eran gravísimas y salimos, Iana, Heidi y yo con Adrián, un monitor de nuestra escuela de pilotaje de conductor, hacia Zaragoza llegando más o menos al mismo tiempo que Kenny que, después de un proceso de estabilización, fue transportado en helicóptero.
Estuvimos a diario con el UCI sobre todo Iana que apenas dormía. Su hermano menor, Denny, dejó su negocio y su trabajo de cámara de películas para estar con Kenny en Zaragoza y Barcelona durante unos seis meses. Muy importante era el papel de la Dtra. Luque en Zaragoza. No escondía nada pero también nos daba esperanzas realistas y nos daba acceso aun fuera de horas de visita para que pudiéramos estar con el, hablándole, abrazándole casi nunca estaba sólo y un día vimos en los ojos que Kenny Noyes estaba allí de nuevo, confuso, sin saber quienes éramos ni quien era el mismo, pero el comienzo del retorno y la recuperación que sigue más de cuatro años después.
Ninguno de nosotros somos las mismas personas que éramos al comienzo del warm-up el 5 de julio de 2015 pero hemos ganado mucho. Por mucho que haya mejorado la seguridad, siempre hay caídas y cosas pasan, no sé si por algún motivo, pero hay que aceptar lo bueno con lo malo. Ni yo ni Kenny ni nadie de las familias hemos perdido el amor por el deporte “For the Love of the Sport” las palabras escritas en las primeras motos de Mike Hailwood.
Reflexión Personal de Dennis Noyes
“Me gustaría añadir que ha sido un sueño trabajar tantos años en el periodismo de la moto y además en un idioma que aprendí en Jalisco para evitar un suspenso en la universidad. Tuve mucha suerte primero de conocer a Jaime Alguersuari que me enseñó un estilo de periodismo libre y casi “poética” en tiempos de la España “atada y bien atada” de los 60, y más tarde de contar con un jefe disciplinado y duro y gran periodista como Javier Herrero en Motociclismo.
Tuve la suerte de poder “explicar” los Roberts, Mamola, Lawson etc. de la invasión yankee a los españoles y, años después, me tocaba contar a mis compatriotas norteamericanos la historia de la velocidad en España. Y un día Carmelo Ezpeleta me llamó por teléfono y me invitó a luchar en las trincheras de las primeras batallas de Dorna….y unos años después y mientras estaba en la biblioteca de Hoopeston, Illinois, me llamó un tío que dijo que era Antonio Lobato…y resultó que era él…ofreciéndome la oportunidad de hacer el Mundial de SBK con Oscar del Castillo y Keko Ochoa permitiéndome hacer “de Robinson” en T5.
Después tuve la oportunidad de trabajar en MotoGP en equipo con Ernest, Alex, Criví, Marc y de nuevo en T5 con Nico, Ángel, Mela, Izaskun y también, durante el primer año de T5 en MotoGP con Marco Rocha y Lara Álvarez, y con tanta gente de talento de Dorna y de T5 que trabajaban detrás de las cámaras…y todo porque, desde la aula del segundo piso del Instituto de Estudios Norteamericanos en Barcelona, yo, profesor de inglés ,con idea de pasar un añito en España, vi y escuché un par veces durante la última clase de la noche a Ricardo Fargas y Juanjo Rodés carburando sus Ducati y Norton, gas a fondo en plena Vía Augusta, gas a fondo y escapes libres, carburando para las 24 Horas…sin imaginar jamás que yo, años después, correría en Montjuïc Tuve la suerte de aterrizar en España justo cuando la Santiago Herrero y Ángel Nieto estaban a punto de desde Vallecas con las ilusiones intactas y un mundo por conquistar. ¡Mucha suerte he tenido!”
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