
El campeón de MotoGP no se proclamará con el 100% de seguridad nada más que caiga la bandera de cuadros, puede que haya que esperar alrededor de una hora para confirmarlo.
¿Cómo es posible que no sepamos con seguridad si Bagnaia o Martín se proclamarán campeones del mundo, una vez terminada la carrera? Aunque parezca increíble así es y todo es debido a la actual normativa de la presión de los neumáticos, que está marcando este final de campeonato, con «warnings» y sanciones de tiempo sobre los pilotos.
Hasta mediados de esta temporada, las presiones de los neumáticos eran recomendaciones de Michelin hacia los equipos, que algunos hacían caso omiso para mejorar el rendimiento. «La Caja de Pandora» se abrió cuando Dovizioso pasó de Ducati a Yamaha la temporada pasada. El italiano sentía exceso de presión en sus neumáticos con la M1 y pidió a los japoneses que saliesen con baja presión, para que a lo largo de la carrera, cuando subiese, se estabilizara en valores normales.
Desde Yamaha se llevaron entonces las manos a la cabeza, ya que ellos seguían a rajatabla las recomendaciones. La respuesta de Dovizioso fue clara, pues desde Ducati no lo hacen y eso aumentaba su rendimiento. Yamaha reclamó la situación sacada a la luz y desde entonces se puso en marcha el motor de una normativa para controlar las presiones. Para que así todos los fabricantes estuviesen dentro de los límites, dejando de ser una recomendación para pasar a ser una obligación, según la versión oficial, en aras de la seguridad.
En 2022, Dorna no fue capaz de controlarlo, pero para 2023 se estandarizó un sensor oficial por parte del campeonato para todos los equipos. Supuestamente les darían tres Grandes Premios para probar su funcionamiento y a partir de Jerez, se empezaría a cumplir la normativa de presiones mínimas, con sus consecuentes sanciones. Pero llegó el GP de España y siguió sin activarse este control.
Había incluso dudas de que esta norma se implantara de forma oficial esta temporada, debido a la complejidad de su control, pero finalmente sería en Silverstone, mediado el año, cuando darían el pistoletazo de salida a la normativa actual. Las presiones de los neumáticos tendrían que estar desde entonces dentro de los parámetros obligatorios un mínimo del 50% durante la carrera larga y un 30% durante el Sprint.
Si un piloto incumple una vez, se lleva un aviso de sanción, la segunda vez que no vaya según la norma recibe 3 segundos, como sufrieron ayer Marini y Morbidelli. La tercera vez serían seis segundos y la cuarta, serían 12 segundos. Aleix Espargaró, que de hecho fue el primer piloto sancionado por esta norma, ya ha levantado la voz contra este sistema de control, ya que se supone que el año que viene la sanción supondrá la descalificación directa de la carrera.
Desde Silverstone ya han sido 19 pilotos los que han sido avisados o sancionados (algunos dos veces) por no cumplir con las presiones mínimas de neumáticos. Lo cuál genera una situación muy complicada que hoy puede decidir el campeonato. El mayor problema es que los pilotos y sus equipos no pueden controlar a 100% estar dentro de la legalidad, ya que la presión de sus neumáticos varía según vayan con aire limpio o a rebufo de otro piloto.
Si vas encabezando la carrera, la presión es baja, mientras que si vas a rebufo de un piloto, la presión sube. ¿Qué presión pueden meter los equipos de salida si no saben qué va a ocurrir durante la carrera? No lo pueden controlar y por eso tras cada carrera cruzan todos los dedos para ver si esta vez les caerá sanción o no.
Esto es un factor clave para hoy porque los dos contendientes al título, Bagnaia y Martín, ya cuentan con un «warning» y si durante la carrera de hoy incumpliesen la normativa, serían sancionados con 3 segundos. ¿Y si el final del campeonato es ajustado en puntos y estos segundos fuesen claves? Una normativa monstruosa que hoy puede decidir el título de MotoGP.
Dorna debe revisar esta cuestión con urgencia antes de que empiece la temporada 2024. Si el año que viene genera la eliminación directa del resultado como están asegurando, el campeonato va a depender más de la lotería de las presiones en los neumáticos que del rendimiento de los pilotos en pista. En mi opinión la normativa debería dictaminar sobre lo que se puede controlar.
Si no se puede controlar como subirá o bajará la presión durante la carrera, no se puede sancionar por ello. En cambio sí se puede obligar a poner una presión de neumáticos igual para todos, de partida, antes de empezar la carrera. Ahí seguro que todos los pilotos cumplirían la normativa y una posible sanción, post-carrera, no determinaría el resultado. Crucemos los dedos para que este tema no sea clave hoy y el justo campeón, entre Bagnaia y Martín, se decida en pista.
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