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Lo que MotoGP nos enseña sobre concentración, riesgo y resistencia mental

23 Jul. 25 | 07:30

Para los que ven MotoGP de forma casual, puede parecer simplemente un grupo de pilotos yendo a toda pastilla por un circuito.

Pero para los aficionados, los pilotos y los conocedores, el motociclismo es uno de los deportes más intensos y mentalmente exigentes del planeta. Detrás de cada curva cerrada, de cada maniobra de adelantamiento y de cada segundo que se gana en una vuelta, se esconde un mundo de fuerza psicológica, estrategia y concentración.

 En una era en la que la capacidad de atención se reduce y las distracciones son infinitas, hay algo poderoso, incluso noble, en la disciplina mental de un piloto de MotoGP. Tanto si eres un piloto de fin de semana, un atleta profesional o alguien que intenta mejorar la concentración en su vida diaria, hay mucho que aprender del mundo de las carreras de alta velocidad.

El riesgo no es imprudencia, es cálculo

Una de las mayores ideas falsas sobre MotoGP es que se trata de ser intrépido. En realidad, los mejores pilotos no son temerarios, sino que asumen riesgos estratégicos. Cada adelantamiento, cada frenada tardía y cada cambio de neumáticos se basan en la toma de decisiones en fracciones de segundo, basadas en la experiencia, los datos y la claridad mental.

 Esta capacidad para evaluar el riesgo bajo presión es algo que todos podemos admirar. En la vida diaria, ya sea en los negocios, en el deporte o incluso jugando a algo tan mentalmente calculado como el video poker, la clave no está en evitar el riesgo, sino en gestionarlo de forma inteligente.

 Marc Márquez, por ejemplo, no sólo es rápido, es mentalmente fuerte. Sabe cuándo apretar y cuándo contenerse. Ese tipo de agilidad psicológica es lo que separa a un buen piloto de un campeón del mundo.

El juego mental a 300 km/h

A velocidades de MotoGP, hasta el más mínimo fallo de concentración puede acabar con una carrera… o con una carrera. Los pilotos deben permanecer concentrados durante cada segundo de una carrera de 45 minutos, a menudo bajo un calor extremo, con una visibilidad mínima y a escasos centímetros de los competidores. Y, sin embargo, muchos describen una especie de «estado de flujo», una zona mental en la que cada movimiento parece natural y cada decisión instintiva.

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 Este nivel de concentración se entrena, no es un don. Los atletas trabajan con psicólogos deportivos, practican la meditación e incluso simulan momentos de gran presión fuera de la bicicleta. ¿Mantener la calma mientras tu cuerpo grita adrenalina? Ese es el verdadero talento.

 En la vida cotidiana, alcanzar ese nivel de fluidez es raro, pero no imposible. Ya sea en una carretera de montaña llena de curvas, resolviendo un problema difícil o compitiendo en deportes electrónicos, el reto es el mismo: controla tu mente y controlarás el resultado.

La tecnología ha cambiado el juego mental

La MotoGP moderna es una maravilla de la ingeniería: control de tracción, sistemas de lanzamiento, frenos de carbono, datos a bordo y mucho más. Pero la tecnología no sólo ha cambiado la máquina, sino también las exigencias mentales del piloto.

 Ahora, los pilotos también deben ser intérpretes de datos, comprender la degradación de los neumáticos, la estrategia de combustible y las opciones de configuración, todo ello mientras llevan sus cuerpos al límite físico. Ya no se trata sólo de ver quién es el más rápido. Se trata de quién puede procesar información compleja con mayor rapidez y adaptarse en tiempo real.

 Esto hace que el papel de la comunicación en equipo sea más vital que nunca. Los pilotos confían en sus ingenieros, jefes de equipo e incluso en los mensajes de los boxes a mitad de carrera para tomar decisiones. Es un recordatorio de que el alto rendimiento rara vez se produce de forma aislada. Incluso el piloto solitario depende de un equipo para desarrollar todo su potencial.

Lecciones para los pilotos de todos los días

No hace falta ser Fabio Quartararo o Pecco Bagnaia para sacar algo valioso de MotoGP. Para los pilotos aficionados, los que se desplazan diariamente al trabajo o los aficionados al automovilismo, este deporte ofrece lecciones de disciplina, preparación y respeto por la maquinaria.

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 Llevar el equipo adecuado, revisar la moto con regularidad, pilotar concentrado… son todos hábitos que provienen de la mentalidad de MotoGP. Y al igual que los profesionales, incluso los pilotos aficionados deben gestionar los riesgos. Eso significa conocer tus límites, leer la carretera que tienes por delante y no dejar nunca que el ego se apodere del manillar.

 También hay un aspecto de estilo de vida. Los pilotos de MotoGP viven estructurados: rutinas de entrenamiento, planes de nutrición, horarios de sueño. Para rendir al máximo, sobre la moto o fuera de ella, esos hábitos son importantes.