Franco Morbidelli terminó los test de Sepang con un sabor de boca agridulce.
En estas declaraciones recogidas por GPOne, el italiano se queja de cosas que no funcionan en la Yamaha, y una de ellas tiene una gran incógnita. Según Franco Morbidelli, el tiempo que marcan en pista (precisamente en los test de Sepang del pasado fin de semana) no son lo que parece, sino que reflejan que no avanzan. Todavía tienen trabajo por hacer en MotoGP, y además aún quedan los test de Portimao antes de comenzar oficialmente la temporada en ese mismo trazado el último fin de semana de marzo.
“Simplemente la moto en configuración ‘time attack’ no funciona con los nuevos neumáticos, nos era imposible pasar por debajo del muro del 59″, confirmó Franco Morbidelli que la moto todavía no funciona bien. “El cronómetro no refleja nuestro potencial real, es frustrante. En cambio, en carrera somos más fuertes. ¿Es culpa del motor? ¿Aerodinámica? Tenemos que entenderlo”, afirmó el italiano, que todavía tiene que mirar junto a Yamaha qué ocurre con la moto.
Por su parte, Morbidelli piensa que tiene que conducir “de forma más agresiva” y está intentando “adaptar su enfoque a los entrenamientos”. “El ADN de la moto ha cambiado en comparación con el pasado reciente. Si quieres ser campeón del mundo tienes que adaptarte a las características de la moto que tienes. Puede que sea optimista, pero creo que podemos ser competitivos tanto en curvas de alta como de baja velocidad”.
“Intentamos evitar la lluvia anticipándonos al programa de trabajo”
La comparación con el compañero de equipo suele servir, en este caso con Fabio Quartararo: “Tenía tantas cosas que probar que a Fabio lo habré visto apenas unos veinte segundos, fueron tres días de apnea. Piensa que el primer día que puse el despertador temprano, me presenté en el circuito a las 9 de la mañana y estaba en marcha a las 10″, admitía Morbidelli.
“Intentamos evitar la lluvia anticipándonos al programa de trabajo, pero no fue suficiente porque apareció de todos modos”, comentó decidido el corredor italiano. “Por la tarde queríamos aprovechar cada minuto disponible en mojado. Luego, entre ‘briefing’ y análisis varios, volví al hotel a las 11 de la noche. Me di una ducha y vi un poco Sanremo. A las doce y media de la noche me fui a la cama y a la mañana siguiente estaba de vuelta a las 8 de la mañana”, concluyó.
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