El piloto de Honda no sabe dónde estará en 2023. Espargaró describe en El Español sus momentos más personales, explicando la ayuda psicológica a la que recurre.
Pol Espargaró no está teniendo un inicio de temporada plácido. Aunque en Qatar las sensaciones fueron satisfactorias, todo ha ido de más a menos. Una dinámica que no ayuda en absoluto a clarificar su futuro a corto plazo. El hueco de Honda, al margen del de Marc Márquez, está aún sin cubrir de manera definitiva. Los rumores dicen que Espargaró no seguirá en la fábrica japonesa, pero él luchará hasta el final por mantenerse en sus filas. Pol explica en El Español que además de la tensión que provocan los Grandes Premios, por el paddock se respira incertidumbre por el mercado de fichajes.
Las renovaciones en este tramo del año supone una presión extra, ya que todos los pilotos buscan dar un plus para ganarse su futuro en 2023. “Sí, es lógico. Todos los pilotos queremos renovar y seguir en el Campeonato del Mundo de MotoGP porque es nuestro trabajo y de ello depende nuestro sustento, como cualquier persona. Cuando llega la época de contratos, se respira un cierto nerviosismo y se cometen errores por ansiedad. Si algo me ha dado la experiencia, es saber gestionar estos momentos, no precipitarme y no sentir demasiada ansiedad o presión por renovar. No por mucho que quieras apretar por conseguir un contrato, lo vas a conseguir. Hay muchas más cosas que hacer un buen resultado en una carrera, porque de eso no va a depender tu continuidad”.
El Campeonato este año está muy igualado, algo que se corrobora carrera tras carrera. “Vemos que no hay una constancia muy grande entre pilotos, pero sí entre motos. Hay motos que vayan bien o mal, siempre están entre las cinco primeras como la Suzuki o incluso la Aprilia. En los últimos años siempre hemos visto entre los tres primeros a Pecco Bagnaia, Marc Márquez y Fabio Quartararo. Ahora el podio es mucho más complicado de conseguir en todas las carreras. Ser constante en las tres primeras posiciones cada vez es más complicado y es un poco raro. Tampoco entendemos muy bien por qué y tenemos problemas que no sabemos bien de dónde vienen. Es una situación complicada”.
La Honda es una moto difícil de domar. Espargaró tuvo una gran pretemporada, y en Qatar dejó muy buenas sensaciones. Sin embargo, ha ido de más a menos. “Hicimos una muy buena pretemporada y después subimos al podio en Qatar, pero a partir de Indonesia se empezaron a girar las cosas. Eso es algo que nos extraña un poquito a todos. Aquí, en Jerez, tenemos todo el fin de semana para trabajar y un test el lunes que nos va a ayudar muchísimo para, al menos, encontrar respuestas a lo que nos está pasando porque está siendo un poquito raro todo lo que nos está ocurriendo. En pretemporada descubrimos dónde poner los pesos de la moto y dónde estábamos perdiendo la tracción, sobre todo en máximo ángulo, que es cuando el motor aplica la fuerza en el neumático en el momento más crítico de la curva y cuando hay menos neumático tocando el asfalto. Entendimos más o menos por qué pasaba eso. Honda trajo esta moto completamente nueva y en pretemporada solucionamos prácticamente todos los problemas que teníamos. Eso mismo que ganamos, lo hemos ido perdiendo poco a poco. Es una situación que, evidentemente, no nos gusta porque sabemos lo rápidos que éramos en la pretemporada con esta moto”.
Espargaró reconoce que en su época de KTM necesitó de un psicólogo deportivo, ya que no disfrutaba de los resultados positivos. “A lo largo de mi carrera deportiva en MotoGP siempre he estado en equipos un poquito de segunda como Tech3, que era un equipo satélite de verdad. Allí los resultados costaban y nunca estaba luchando por el podio. Los tres primeros años de KTM fueron muy complicados con el desarrollo de una moto prácticamente desde cero. Me acostumbré un poquito al fracaso, a terminar siempre una carrera con ese sabor de boca de que había dado el máximo porque la moto no llegaba a más aunque después de haberlo dado todo estaba séptimo u octavo. Cuando empecé a hacer podios y a estar satisfecho con el resultado de estar luchando entre los cinco primeros, la situación me abrumó y no supe gestionar la felicidad. Me costó encajar los buenos resultados”.
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