Paolo Simoncelli, padre del añorado Marco Simoncelli, emite un comunicado a través de su equipo en el que se cuestiona la posibilidad de seguir mejorando la seguridad en los circuitos tras el fallecimiento de Hugo Millán este pasado fin de semana.
A parte de talento, los pilotos de motociclismo necesitan siempre que la suerte esté de su lado. Sin embargo, esa suerte ha ido ganando cada vez más terreno en la competición, en parte, gracias a el trabajo en seguridad que la tecnología ha proporcionado a todos los campeonatos de motociclismo del mundo. Pero, en ocasiones, esa suerte se pierde. Desafortunadamente, la tragedia sigue presente en una deporte de tan alto riesgo y, por mucho que se ame el motociclismo, sabemos que ese riesgo nunca va a desaparecer al completo. De hecho, este 2021 es ya uno de los años más negros de la competición en los siete meses que llevamos de año.
El paddock de todas las competiciones de motociclismo ha llorado ya el fallecimiento de dos compañeros de pista. Jason Dupasquier fallecía el pasado mes de mayo, a sus 19 años de edad, tras un accidente en la clasificación del Gran Premio de Italia, en Mugello. Tan solo dos meses más tarde, Hugo Millán, piloto español de 14 años, sufría otro accidente durante la carrera de la European Talent Cup que también le costaría su temprana vida. Esta vez en Aragón, pero, lo cierto, es que ambos accidentes guardan muchas similitudes: ambos fueron arrollados por otros pilotos en pista y sucumbieron en el hospital antes las graves heridas.
La reflexión de Paolo Simoncelli tras los accidentes
Ante estas dos pérdidas, Paolo Simoncelli ha querido plantear la posibilidad de seguir buscando soluciones para aumentar la seguridad en los circuitos y no poner en riesgo la vida de estos pilotos tan jóvenes. El italiano deja esta reflexión en un comunicado de su equipo, el SIC58 Squadra Corse de Moto3:
“Corremos en circuitos con amplias zonas de rodaje y cientos de precauciones, con puestos médicos repartidos por todas partes, pero incluso hoy en día no se puede evitar el más clásico de los accidentes, en el que te atropellan tus compañeros de equipo, que es lo que le ocurrió el domingo a Hugo Millán. Así que, quizás, ha llegado el momento de parar un momento y preguntarnos qué podemos, qué debemos mejorar todavía para que nada quede al azar”.
“La categoría ETC tiene un seguimiento exagerado en España, cada ronda tiene un gran número de inscritos, y la clasificación se hace para hacer la parrilla de salida. Una idea podría ser celebrar, al menos, dos carreras para reducir el número de participantes. Deberíamos plantearnos una alternativa para que un día, en la felicidad de una vida salvada, no nos preguntemos si no podríamos haber dado esa solución antes”.
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