En moto, los intermitentes son la mejor herramienta para avisar de nuestras intenciones, un peligro cercano o para hacernos un poco más visibles a los demás.
Nos cuesta usarlos, esto es así. Las autoridades se dejan el alma y su creatividad para contribuir a que los conductores utilicemos los intermitentes con frases del tipo «esa palanquita que no se gasta», «no usarlos te deja mudo», «no son luces de discoteca» o «no hay que recargarlos», pero por lo que se ve en la jungla de asfalto parece que sin mucho éxito.
Hoy quiero convencerte para que los uses, especialmente cuando circules en moto. No porque lo digan ellos, sino porque te conviene. De hecho, me voy a saltar las normas y te voy a decir por qué debes usarlos incluso cuando no está prescrito.
Siempre lo digo, es importante seguir las normas, pero mucho más pensar para estar más seguro. Sí, reconozco que a veces me paso las normas por el forro si creo que cumplirlas me pone en peligro. No es habitual, pero a veces ocurre. Mi seguridad es lo primero.
¿Cómo es eso de abusar de los intermitentes?
Úsalos siempre, más de lo que deberías. Admito que según el diseño de la piña de los mandos, no siempre es cómodo accionarlos, especialmente en invierno, cuando llevamos puestos unos guantes gruesos que no colaboran. Pero el esfuerzo merece la pena.
Todos los días se aprende algo de los demás. Cada año salgo en moto con una cuadrilla de amigos. Elegimos una ciudad base y nos vamos un fin de semana a hacer rutas, kilómetros, barbacoas y futbolín si se puede. En algunas ediciones del «finde motero» se une un componente nuevo (como me tocó a mí en su día) y por mucho que creas que sabes, rodar en grupo con compañeros de cabeza bien amueblada es una ocasión perfecta para compartir y recibir buenos consejos y estrategias para mejorar tu conducción. Puede que sea preparando la cena, con las motos bien aparcadas, o fijándote en lo que hacen tus colegas, encima de la moto. Así aprendí yo a sobreutilizar los intermitentes. A abusar de ellos. Por seguridad. (Gracias, Nacho.)
Ciclistas o peatones en la calzada
Un grupo de 8 o 10 motos en una carretera secundaria ya es una serpiente de considerable longitud complicada de gestionar. Cualquier intersección, semáforo o vehículo puede hacer que se rompa el grupo, y la información que alguien del grupo pueda compartir es importante para el resto.
Mientras desde los púlpitos de las altas instancias viales se habla de un futuro de carreteras y vehículos inteligentes interconectados, los conductores estamos es un escalafón inferior, minusvalorados, como si no pintáramos nada, hasta el punto de que los moteros que utilizan intercomunicadores están en riesgo de ser sancionados según el criterio del agente denunciante, por culpa de una normativa inespecífica y ambigua. Así que para comunicarnos nos quedan un código de gestos (soltando manos o pies de los mandos) o esas luces que no se gastan.
Mi amigo no pone el intermitente izquierdo cuando cambia de carril para adelantar a un ciclista o dar espacio a un peatón que circula por el arcén. Lo pone mucho antes, en cuanto lo ve. Las primeras veces me mosqueó, circulando por delante de mí, con varios compañeros en medio, sin variar su trayectoria. «¿Qué pasa? ¿Por qué?» Y unos segundos después lo ves: hay un «obstáculo» que va a salvar. Así que ya lo he aprendido. En cuanto veo esos brillantes leds amarillo-auto (¿quién puso este horrible nombre al color naranja?) de su RT, ya sé que ha visto algo que esquivar, que nos está avisando de un problemilla que tenemos ahí delante.
¿Es legal poner los intermitentes mucho antes de iniciar la maniobra de adelantamiento? Sinceramente… me da igual. Simplemente agradezco la información del que circula por delante y estoy encantado de hacer lo mismo y dársela al de detrás.
Adelantando en autopista, girando en glorietas
Si me ves adelantándote por el carril izquierdo con el intermitente puesto es posible que sea yo. Sé que sólo debe utilizarse para el cambio de carril, y que una vez efectuado el cambio debe quitarse. Pero no. Paso. No lo voy a quitar y desaprovechar la ocasión de que gracias a una luz parpadeante me veas de reojo en tu retrovisor, y suerte tienes si no te clavo las largas con tal de que no salgas y me empotres contra el guardarraíl. Mi seguridad por delante de las normas. Gracias a abusar del intermitente.
Lo mismo hago en las rotondas. Sólo es obligatorio utilizarlo al abandonarlas. Si lo haces desde el carril exterior (como deberías hacer) es algo meramente informativo, es decir, pongas o no el intermitente derecho, no afectará a nadie. Justo cuando no es obligatorio (cuando sigues girando dentro de la glorieta) es el momento en el que deberías utilizarlo, especialmente si lo haces desde el carril de fuera (un derecho que tienes pero que sólo te va a provocar un riesgo enorme de accidente).
Ofrece tu información a los demás
En definitiva, da toda la información que puedas desde tu moto. No hay muchas alternativas, pero el intermitente es una de las mejores, y sin soltar las manos del manillar. Recuerda que ponerlo no te concede derecho de paso, y conduce de forma responsable e inteligente. No te olvides nunca de pensar y disfrutar encima de tu moto.
¡Y a ver si es verdad que este año se legalizan definitivamente los intercomunicadores! Como la de los pilotos, la habilidad de los agentes de policía está a otro nivel. Pero no serán tan peligrosos si hasta los inexpertos alumnos de autoescuela tienen permitido su uso. Digo yo.
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