Existe una forma de disfrutar de la moto que es la antítesis de la de circuito. Y no te va a decepcionar.
Habitualmente relacionamos el placer de conducción de una moto con la velocidad. Y sin embargo, una velocidad excesiva supone un riesgo que en muchas ocasiones no podemos controlar, y que por desgracia, acaba con malas consecuencias. Hoy te hablamos de una técnica que te permitirá disfrutar de tu moto sin jugarte el tipo, y no te preocupes, porque lo pasarás bien, mejor cuanto más la practiques. Y como verás, no tiene nada que ver con un circuito. Como debe ser. La carretera tampoco. Te presentamos «El Ritmo».
Que les den a las rectas, la diversión está en las curvas
Seguro que has oído alguna vez eso de que «lo mejor de una recta es que al final hay una curva». Pues justo ahí es donde concentraremos nuestra atención y diversión. Muchos de los accidentes en moto se producen por salidas de vía por un inadecuado cálculo de la velocidad adecuada en una curva. ¿Por qué? Porque el motorista estaba concentrado en acelerar en la recta previa. La velocidad pura y dura.
Enroscar la oreja y que ruja la moto, que luego ya frenaré. Como en un circuito. Pero estamos en una carretera, sin un carril de 10 metros de anchura, sin escapatorias, donde un mínimo error de cálculo nos llevará al carril contrario, a un prado o a un guardarraíl. Acelerar y esconderse bajo el carenado es fácil, ¿verdad? Pero frenar no tanto, y un error a la hora de entrar en la curva puede ser un severo contratiempo.
No frenarás
No es un mandamiento, pero si practicas y depuras poco a poco «El Ritmo», no será raro que hagas una ruta completa sin haber tocados los frenos. ¿Cómo puede ser? ¿No habías dicho al principio que íbamos a ir rápido? Sí, pero no en las rectas. El truco de «El Ritmo» consiste en entrar en las curvas tan rápido como podamos, pero a una velocidad previamente estimada y ejecutada, con seguridad, no como consecuencia de una fuerte frenada anterior.
En ocasiones, y especialmente rodando en grupo, algunos motoristas tratamos de recuperar espacio con los de delante en las rectas, pero claro, luego hay que meter la moto como las leyes de la física mandan. No es buena idea. La moto entra como puede, la trayectoria no es la más adecuada, la moto nos lleva, y no nosotros a ella, y el riesgo de sufrir un accidente aumenta porque los errores que se acumulan desde la entrada pueden pagarse antes de la salida.
Más despacio en las rectas y pero más «ritmo» y control en las curvas. Las medias pueden ser muy buenas, no te dejes engañar por la nueva estrategia. ¿Que hay que tocar frenos? Por supuesto, frena, faltaría más, si ves que vas a entrar colado en una curva, y lo sabes antes de tirar la moto, sería una estupidez no hacerlo. Pero recuerda, el objetivo es que entres en el giro con la inercia de la moto. Las rectas son fáciles. La velocidad bruta no es para la carretera. Lo daremos todo en la curva. Nos concentraremos en ella. Llevando la moto por la trazada ideal, y con un margen de seguridad apropiado.
No invadirás el carril contrario
Este sí es un mandamiento. Ni con la moto ni con el cuerpo. Jamás invadiremos el carril contrario, y si podemos darle un poco más de espacio de seguridad, mejor. Entraremos en la curva por el lado exterior y buscaremos el ápice en el interior, incluso retrasando su contacto, para poder tener una visión más amplia de todo el giro. Al haber entrado con los deberes hechos, podremos abrir gas antes de tiempo, dando estabilidad a la moto mientras llevamos la moto con la mirada a la salida, de nuevo por el exterior del carril. Pero siempre sin acercarnos en exceso al carril contrario o al arcén. Tampoco te descuelgues de la moto. Es innecesario.
Controla el acelerador y el contramanillar
La gracia de este estilo de conducción no es la velocidad absoluta, sino el control de la moto a través del puño del gas y el contramanillar. Y por supuesto, con el freno motor y el cambio. Pero recuerda, no abuses del cambio para frenar, no está diseñado para eso. En la recta cortaremos gas a tiempo para que la moto vaya reduciendo la velocidad paulatinamente hasta nuestra perfecta entrada en la curva.
Si eres un motero con experiencia ya conocerás el contramanillar, una curiosa técnica para girar la moto moviendo el manillar al lado contrario. Aunque lo realmente curioso es que todos los motoristas la usen, aunque no lo sepan. Es el complemento perfecto para «El Ritmo», porque nos permite aumentar y mantener la inclinación de la moto de forma muy sensible con un mínimo de fuerza sobre los puños. Practica el conjunto y ya verás cómo cada vez serás más preciso, y la satisfacción en cada curva será aún mayor.
¿Y en grupo? Sin problemas. Mantened las distancias, no os apretujéis en las rectas, y utilizad la referencia del miembro anterior para evaluar cada curva y la velocidad de entrada. Te aseguro que disfrutaréis muchísimo. ¿Que os gusta ir con el cuchillo entre los dientes? Perfecto. Pero que sea en un circuito. Dos estilos complementarios para disfrutar la moto. Cada una en su sitio.
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