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Los cascos de Valentino Rossi, capítulo uno: las flores mojadas

19 Feb. 18 | 19:24

Valentino Rossi no solo es especial por ser el piloto en activo que más mundiales ha ganado, nueve. Ni por llevar dos décadas en el campeonato de MotoGP, luchando por ganar. Il Dottore tiene una costumbre que le acompaña de manera ininterrumpida desde 2001: cada temporada utiliza un casco especial en su circuito de casa, Mugello.

Por Carmen M. Jiménez (@carmenmrin)

La primera temporada en la que Rossi realizó un diseño especial para el GP de Italia fue 1999.  Para entonces no solo cambió su casco: su moto y equipación al completo se decoraron con aires hippies. En el 2000 no realizó ningún cambio, pero desde 2001 hasta la actualidad lo ha hecho cada año sin fallar. (Foto de portada: Repsol Media)

El primero de los 17 cascos especiales seguidos que ha diseñado el piloto de Tavullia, la mayoría de ellos junto al diseñador Aldo Drudi, estaba basado en motivos hawaianos. Las flores en blanco y azul celeste se mezclaban con los elementos tradicionales de Rossi: el sol y la luna. Con esta decoración sorprendió el italiano en el año de su primer título en la categoría reina, aunque no le trajo demasiada suerte.

Foto: Repsol Media

La decoración se extendía al mono y la Honda, pero todo ello acabó por los suelos en una carrera que empezó en seco y terminó con lluvia. Valentino Rossi arrancó desde la pole, con confianza después de sumar cuatro podios en las primeras cuatro carreras. Tras arrancar con nubes pero sin lluvia, la acción se tuvo que parar cuando comenzó el diluvio. Se reanudó después en mojado, con un Rossi nervioso que se cayó en el camino del box a la parrilla y tuvo que regresar para que le arreglasen la maneta del freno.

El nueve veces campeón consiguió aquella temporada la primera de sus coronas en 500cc. Sin embargo, la carrera de Mugello no fue una de las destacadas. Cuando iba recuperando posiciones tras caer a la zona baja de la tabla, la visibilidad bajaba a medida que iba lloviendo más.

Flores como pólvora mojada

Rossi empezó a rodar como si la pista no estuviese mojada, a gran velocidad. Pero había charcos. Y en uno de esos, se le mojaron las flores. En la última vuelta, la chicane Biondetti vio cómo Il Dottore acababa la carrera antes de tiempo y por los suelos. Su moto, destrozada, y la decoración hawaiana, rasgada. No hubo final feliz y las flores se convirtieron en pólvora mojada, frenando el arranque estratosférico de Rossi aquel año.

Aquella caída no le impidió conquistar el título ni acabó con una de las tradiciones más conocidas del motociclismo mundial. Desde entonces, cada año, el Circuito de Mugello ha visto cómo Rossi se convierte en el centro de atención cada mañana de sábado, cuando presenta su casco especial al mundo. Como si las supersticiones no fuesen con él, como si lo importante fuese pasarlo bien. Disfrutar y hacer disfrutar. Así lleva 17 años.

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