Jean-Philippe Ruggia. Recordado piloto de 250cc en los ’80, que llamaba especialmente la atención por algo muy habitual hoy en día, rozar con el codo en el asfalto.
Jean-Philippe Ruggia nació en Toulon (Francia), el 1 de octubre de 1965. Fue el último piloto que destacó de aquella larga y productiva generación de pilotos franceses que empezaron a llegar a mediados de los ’70 como Patrick Pons o los hermanos Sarron. Con el apoyo de Yamaha Sonauto, colores Gauloises, dejaron su sello en el campeonato por su valentía, con más disgustos que éxitos.
Ruggia llegaría de la mano del equipo francés en 1987 en la categoría de 250cc. Una temporada difícil en la que destacó en Jarama, en su segunda carrera en el Mundial en la que fue séptimo y en la carrera de casa, Le Mans, donde fue octavo. Las Yamaha estaban muy por detrás de las Honda entonces. Como referencia el campeón de la temporada anterior, Carlos Lavado, que con la marca de los diapasones acabaría en 10º lugar. Ruggia consiguió 7 puntos para acabar 17º.
En su segunda temporada, empezó a llamar mucho la atención y no sólo por ser un habitual en las intensas luchas de la categoría de 250cc entonces, sino por un estilo que parecía excesivamente incisivo. En las curvas no sólo tocaba con la rodilla, sino que incluso tocaba con el codo en el suelo. Algo que hoy en día nos tienen acostumbrados Márquez, Quartararo y compañía, pero que entonces parecía imposible.
Ruggia fue un adelantado a su tiempo cuando los neumáticos no permitían aquellas tumbadas. Con su Yamaha 250cc nos dejó algunas imágenes inolvidables, muy llamativas para algunos rivales que a veces apenas tocaban con la rodilla. En Jarama ’88, con motivo del Gran Premio de España, conseguiría su primer podio. Aquel día que Cardús casi pierde la vida al caer y quedarse sin casco. Acompañó en la ceremonia del cava a Sito Pons y Joan Garriga.
El resto de aquel 1988 mostró una gran regularidad, pero no podría a pisar el “cajón”. Para 1989 empezaría más enchufado que nunca, siendo junto a Cadalora el rival más duro de Sito Pons, campeón en vigor de la categoría del cuarto de litro. Muy recordada la primera carrera mundialista en Australia, en Phillip Island, donde Sito Pons le ganó a Ruggia la que hubiera sido su primera victoria, por salirse del rebufo en la recta final.
Estaba entre los mejores de la categoría, pero una mala segunda mitad de temporada, con lesiones de por medio, hizo que sólo puntuara en una de las siete últimas carreras, para repetir el 7º lugar final del año anterior. Para 1990 le llegaba la oportunidad de saltar a 500cc, como compañero de su compatriota Christian Sarron, que aquel mismo año se retiraría del Mundial. Así dejaría a Ruggia como punta de lanza de todo un país a sus espaldas.
Ruggia acabó 8º en su primer año, subiendo al podio en Spa ’90 tras Wayne Rainey. Acabando 8º en el Mundial. La temporada siguiente fue peor, para finalizar 10º. Se acababa la paciencia y el francés regresaría a 250cc en 1992 con un novedoso proyecto de Gilera, que resultó ser un rotundo fracaso. Apenas sumaría 6 puntos en todo el año para acabar 17º.
Para 1993 reconduce su carrera al fichar por el equipo oficial de Aprilia en 250cc, con Loris Reggiani como compañero. Aunque empezó dubitativo, a final de temporada vimos al mejor Ruggia, rapidísimo aunque combinado con caídas. En Donington Park conseguiría su primera victoria en el Mundial, repitiendo en Misano. En la última carrera, en el trazado que tanto le gustaba del Jarama, se fue al suelo mientras encabezaba la prueba a falta de cinco vueltas para acabar.
Para 1994 parecía que llegaba su gran año, pero entonces fue eclipsado por su compañero de equipo recién fichado, Max Biaggi. El italiano se llevaría el título y Ruggia, que ganó en Jerez, volvería a acabar sexto en el campeonato como el año anterior. En 1995 recalaba en el proyecto francés Tech3, con Honda como moto. Aunque acabó en quinta posición final con gran regularidad, no subió al podio. Tras 1996, en la que se mantuvo en el mismo equipo y categoría, decidía “colgar el mono”.
Nunca ganó un Mundial y nunca optó a ello, pero quien vio pilotar al francés Jean-Philippe en los años ’80 y ’90 no puede olvidarse de él. Cada vez que algún piloto de MotoGP hoy en día toca el asfalto con el codo, muchos recordamos que una vez hubo un adelantado a su época. Cuando parecía imposible hacerlo, “el codos” Ruggia, lo hizo por primera vez.
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