El sistema de control de velocidad adaptativo ha llegado al mundo de las dos ruedas. Analizamos sus ventajas e inconvenientes.
Durante el año 2020 hemos visto como las marcas lanzan diferentes sistemas de mejoras electrónicas para sus futuros modelos, de cara a hacer la conducción más segura y autónoma. Son ya muchas las tecnologías que podemos encontrar en nuestras motos: desde el ABS, cada vez más común en motos de todas las cilindradas, hasta las suspensiones electrónicas, modos de conducción o asistentes de arranque en pendientes, entre otros.
Lo último es el ACC. El comúnmente conocido en el mundo del automovilismo como el control de crucero adaptativo ha llegado al mundo de las dos ruedas de la mano de BMW, del cual os hablamos en este artículo. Un sistema que, a priori, es muy ventajoso en motos touring en las que se buscan hacer grandes viajes. Pero, ¿Es un sistema realmente seguro a la hora de ir en un vehículo tan vulnerable como es una moto?
Una gran ayuda a la conducción
Como en la mayoría de tecnología que se implementan en el mundo de las motos, son avances que ya están más que testados en los automóviles. Así pasó con con el ABS, algo en lo que BMW también fue pionero al incluirlo en su K-100 en 1988, y que a día de hoy es obligatorio en motos de más de 125 cc. La marca alemana también fue la primera en incorporar control de crucero en sus motos touring, añadiendo ahora la palabra “activo” al sistema.
A pesar de eso, existían otros métodos para conseguir el mismo efecto. Es el caso del “anti-fatiga” de Oxford, por ejemplo. Un sistema que consiste en un apoyo de la palma para descargar los dedos de la mano, sin perder velocidad. Otro sistema es el denominado bloqueador del acelerador, que consiste en una especie de pinza que, empujándolo con el dedo, bloquea el puño en una posición que ayuda a mantener una velocidad constante. Cómodo para largos trayectos pero no muy seguro si no lo estudiamos previamente.
Hay que usarlos con cabeza
Como podemos ver, el sistema no tiene que estar incluido en la electrónica de la moto, ya que con el tiempo diversas empresas han desarrollado sistemas universales con la mis eficacia. Si es cierto que, a pesar de ser un sistema que nos ayuda en la conducción, también acarrea ciertos inconvenientes. Uno de ellos es, por ejemplo, el aumento del tiempo de reacción en caso de una frenada de emergencia o en la llegada a una curva que hagamos de forma casi automática.
Al bloquear el puño, tenemos que tener el gesto de desbloqueo muy automatizado para no sufrir sorpresas innecesarias a la hora, por ejemplo, de desviarnos de la autovía o de tener que hacer una reducción brusca, por lo que si tu fin no es realizar largos trayectos por autovía en moto, este sistema es totalmente innecesario. A pesar de todo, es un elemento que no requiere homologación y por el cual no recibiremos sanción en caso de que nos pare la Guardia Civil.
BMW ha realizado un gran avance
Centrándonos en la principal novedad y una vez vistos los demás sistemas, el ACC nos aporta esa seguridad que perdemos en los controles de crucero autoinstalables. Además de controlar la distancia con el vehículo que nos precede, adapta la velocidad y la reduce cuando vamos a entrar en una curva, gracias a la plataforma inercial. Todo ello controlado a través de una cámara frontal, tal como pasa en los automóviles.
Como podemos ver, la seguridad es lo principal es un sistema que se encarga de “conducir” la moto. Un sistema que, de una forma u otra, nos acerca cada vez más a las motos con conducción autónoma, algo que ya nos propone también BMW, además de Honda y Yamaha, pero siempre contando con la seguridad del conductor y reducir sus daños en caso de accidentes. La pregunta es: ¿Qué será lo próximo con lo que nos sorprendan las marcas en este 2021?
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