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Álex Rins, el trabajador silencioso

18 Dic. 18 | 19:30

Tras un 2018 en el que ha sumado cinco podios y ha acabado en el top-5, Álex Rins afronta 2019 como la temporada de la confirmación y con el galón de piloto número 1 de Suzuki.

Álex Rins es uno de esos pilotos que cualquier director de equipo le gustaría tener. Trabaja mucho y da pocos quebraderos de cabeza a los empleados de la escudería. Además, es rápido y consigue buenos resultados. Sin el caché que debería tener -quizás la losa de no haber sido campeón ni en Moto3 ni en Moto2 le pesa-, Rins crece a pasos agigantados en MotoGP. De no subir al podio en 2017 a hacerlo en cinco ocasiones en 2018.

Cuando a Suzuki se le puso, allá por el mes de mayo, el caramelo en la boca de tener a Joan Mir en su equipo, no pudo rechazarlo. Un piloto de una proyección increíble, catalogado por muchos como potencial campeón del mundo de MotoGP. Davide Brivio, team mánager del equipo, no dudó. Mir estaría en Suzuki en 2019. Así pues, debía decidir entre Andrea Iannone y Álex Rins: el talento dislocado, o el trabajador paciente. Brivio tampoco dudó: Rins. Iannone, como ya le pasó en Ducati en 2016, volvía a ser el descartado pese a, en teoría, ser el piloto más rápido del equipo.

Esa confirmación como piloto de Suzuki para 2019 hizo crecer aún más a Rins. Su confianza aumentó y los podios se multiplicaron. Y ya no producto de la casualidad, como el de Argentina -cuando aprovechó todo el lío de Márquez y Rossi y la lesión de Pedrosa-, sino de la causalidadEn Assen, siendo superado sólo por Marc Márquez en la carrera más dura que se recuerda esta temporada. En Japón, por pura constancia. En Malasia, derrotando a Zarco, antiguo rival de Moto2, en las últimas vueltas. Y en Valencia, demostrando que también es capaz de ir bien en agua.

Rins, durante el pasado GP de Valencia. Foto: motogp.com

A pocas semanas para que arranque la pretemporada 2019, Rins es el piloto número 1 de Suzuki. Se lo ha ganado en pista, tras un año de debut en el que muchos se sintieron decepcionados. Ahora, con un debutante al lado, él es el referente. “Para Joan Mir será un desafío como el que yo tuve en 2017“, avisa Rins en una entrevista concedida a la revista francesa GP Racing. Yo vengo a hacer mi trabajo, que es intentar ganar carreras, no ayudar a los otros pilotos“, concreta el piloto catalán.

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Rins ha sido el principal valedor de Suzuki, una marca deprimida tras la marcha de Maverick Viñales a finales de 2016, tras completar una fantástica temporada (Mack fue 4º, logrando en Silverstone la primera victoria de Suzuki en nueve años). De hecho, para muchos, esta temporada de Rins se asemeja a la de Viñales hace dos primaveras. Ha sumado más podios, pero le ha faltado esa victoria que confía que llegue en 2019: “Creo que no está muy lejana“, afirmaba a GP Racing.

De todos modos, él no considera justa su comparación con Viñales. Por un hecho: cómo se desarrollaron, en forma de lesiones, sus primeros meses como piloto de MotoGP. “No se puede comparar mi temporada con la de Viñales porque realmente mi año de rookie comenzó en junio. Esto ralentizó mucho mi aprendizaje. Aunque si quieres establecer la comparación he conseguido más podios, por ejemplo“, considera Rins, que afirma no sentir una presión extra por dicha comparación con Maverick.

Rins, batallando con Márquez en Assen. Foto: motogp.com

Otros de los aspectos en los que Rins ha encontrado dificultades en sus inicios en MotoGP es, evidentemente, ser español. Tener por delante -en cuanto a atención mediática- a Márquez, Lorenzo, Viñales y, hasta hace poco, Pedrosa- podía restar méritos a los buenos resultados de Rins. Pero es algo a lo que él, incansable trabajador y que no pierde el sueño por la opinión de los demás, no le da importancia: “Me preocupo de mí mismo. Soy afortunado de estar en un equipo como Suzuki. Me siento bien y hay un ambiente muy familiar“, explica el piloto barcelonés, que cumplió recientemente 23 años.

Tiene el talento para llegar lejos en MotoGP, pero le falta aún la experiencia para dominar todos los parámetros de la competición“. Así le describe Davide Brivio, su jefe, encantado por el rendimiento y la profesionalidad de Rins. Además, coincide con las palabras de su pupilo: “Rins empezó en MotoGP en junio de 2017, no en marzo. Se nota que aún tiene cosas por aprender, especialmente a nivel de gestión de neumáticos, estrategias en carrera… Le falta experiencia pero está en fase de aprendizaje. Lo bueno es que es un chico que sabe escuchar. Y esa es una de las cualidades necesarias en este mundo“.

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Suzuki fía sus resultados a corto plazo al constante crecimiento de Rins. Con una de las parejas más jóvenes que se recuerdan en la historia de MotoGP (23 años de Álex, por los 21 de Mir), la madurez del barcelonés resulta imprescindible para conseguir competitividad desde la primera carrera. Y habiendo sumado tres podios en las tres últimas cuatro carreras, ¿quién espera que no siga sucediendo lo mismo?