
1987 empezaba un claro objetivo para Schwantz, ser campeón del AMA Superbike con el Suzuki Yoshimura. Sus grandes rivales a priori serían Shobert y Rainey pilotos de Honda.
Seguramente Schwantz hubiese estado preparado para hacer la temporada completa de 500cc tras sus “wild card” en 1986, pero la decisión fue seguir en Estados Unidos a tiempo completo y hacer algunas carreras del Mundial. La temporada en el AMA Superbike no empezaría bien. Kevin iba escapado en Daytona cuando se cayó. Rainey aprovechó para ganar la carrera y sacar una ventaja importante.
Tras aquel error, Schwantz empezó a recortar puntos con victorias, pero Wayne siempre regular aprovechaba al máximo la ventaja con podios. Cuando parecía que tenía el liderato a mano, volvió a caer en Laguna Seca por un error de concentración. Entonces Rainey sólo tuvo que puntuar alto sin arriesgar mucho para hacerse con el título.
Kevin recuerda aquella temporada como una oportunidad perdida, que echó a perder con dos errores por falta de concentración cuando marchaba en cabeza. Reconoce honestamente que Suzuki era la mejor moto pero que él cometió fallos clave que le impidieron ser campeón del AMA Superbike, pese a ser el más rápido, el que más carreras ganó.
El Trofeo Transatlántico fue una continuación del duelo contra Rainey, con varios “cuerpo a cuerpo” inolvidables en el trazado de Brands Hatch donde esta vez sí, Kevin venció en la clasificación individual. Él sabía que era más rápido, pero también más propenso a cometer errores que su rival. Debía hacer un esfuerzo en mantener la concentración.
Aprovechando que estaba en europa, viajó al circuito de Jerez para disputar el Gran Premio con la Suzuki 500cc. Aquel día se convenció definitivamente de que podía rodar con los mejores pilotos del mundo. Al empezar los favoritos, léase Gardner con Honda y Lawson con Yamaha, se escaparon. Haslam y McKenzie también habían realizado una gran salida, pero Schwantz se vio luchando en el segundo grupo de carrera con hombres de renombre como Mamola o Baldwin… ¡Y era sólo su cuarta presencia en el mundial de 500cc como invitado!
Además se sentía cómodo con una moto con la que tenía poca experiencia. No pilotaba la 500cc diferente a la Superbike, realmente ni pensaba en ello, sólo se subía e intentaba dar lo máximo. Con menos de 23 años de edad, aquella cita fue muy divertida para él, consiguiendo terminar en una increíble quinta posición como “wild card”.
Las sensaciones fueron positivas aunque en el paddock se sentía aún un “extraño”. No pudo intercambiar impresiones con los pilotos TOP, excepto con Mamola con el que charló un rato. Como anécdota, paseando por el paddock con su padre se cruzaron con Kenny Roberts, tricampeón del mundo y futuro jefe de equipo de su máximo rival que les preguntó: “¿Qué hacéis por aquí tíos?”. Schwantz respondió que sólo estaban pasándolo bien un rato a lo que Roberts le contestó: “Créeme, cuando estás por aquí a todas horas no es tan divertido”.
En el “wild card” de Monza, Gran Premio de las Naciones, tras llegar de los últimos a la primera curva, remontó hasta el 8º lugar, mientras que en su última carrera en el Mundial aquella temporada, en un lluvioso día en Le Mans, fue 9º tras caerse y tener que levantar su moto. Había puntuado en las tres citas en las que fue invitado y en la única carrera sin situaciones extrañas, en Jerez, acabó en quinta posición venciendo incluso a Randy Mamola, que sería subcampeón del mundo aquella temporada. ¿Qué podría conseguir Kevin Schwantz cuando corriese de forma regular?
El año no fue como esperaba y tuvo que conformarse con el subcampeonato en el AMA Superbike tras Rainey, pero había demostrado su talento en Europa. Su destino irrevocable para 1988 era participar en el Mundial de 500cc con Suzuki la temporada completa. Estaba preparado e impresionaría al mundo.
¿Te SUSCRIBISTE GRATIS a Motosan.es en la campana? ¡DEJA TU OPINIÓN abajo en los comentarios!